Esta en una entrada de esas que escribo para mí, de esas que cuestan, de esas que duelen al escribirlas, pero que de algún modo sé que he de escribirla.
Cuando empecé con este blog no me leía nadie, y lo escribía para mí. Un diario, donde charlar conmigo misma, soltar mis preocupaciones, mis opiniones, mis relatos... Poco a poco, empezaste a leerlo, tu y un@s cuant@s más! Y aunque empecé a publicar otro tipo de entradas, quise conservar un poco la función de "desahogo" con la que lo cree en principio.
Y hoy me siento a escribir para sacar algo que guardo hace tiempo dentro, y me imagino que este vuelve a ser sólo mi espacio, que tu no estás y no vas a leerme... porque sólo así podré escribir.
Hace meses que una pregunta me tortura, me invade sobretodo cuando estoy en el baño, y me lavo la cara por las mañanas, al salir de la ducha, o al cepillarme los dientes. En ese momento descubro un reflejo en el espejo, unos ojos tristes que me miran, de un verde profundo... y me pregunto: ¿quién eres?.