1 may 2018

Fundido en negro

Hay días en que todo se reduce a eso... a esa sensación de fundido en negro, como si alguien hubiese bajado el telón y no pudieras ver nada más allá de tu nariz.

La semana pasada pude disfrutar de tres días de fiesta. Erik participaba en una cantata interpretada por todos los niños que hacen segundo de primaria en el pueblo. Era en horario de mañanas, y para poder asistir sin problemas me cogí el día de fiesta. Al caer entre semana, pensé en añadir dos días más de vacaciones... y así ya lo unía con el fin de semana y tenía cinco días de descanso y desconexión.

La cantata fue espectacular, y la disfrutamos muchísimo. Nos sorprendió para bien, tanto en organización, como en la calidad de la interpretación. Ver a 300 niños en el escenario, cantando todos a una... es como para que la piel se te ponga de gallina.

Al día siguiente, los peques tenían cole y pensé en aprovechar la mañana para hacer algo útil: entregar la documentación para tramitar la discapacidad de Erik.