Reajustando expectativas

A veces en esta vida los grandes progresos exigen eso, reajustar las expectativas.

El año pasado fuimos al cine en familia a ver la por aquel entonces última película estrenada de la saga Star Wars.

Los peques querían ir, ya habían ido varias veces al cine... y fuimos felizmente a ello. Y la cosa... la cosa no fue bien, no fue nada bien. A decir verdad fue tan mal que yo apenas recuerdo nada de la pobre película.

Mi hija es una pequeña bastante activa y movida. Le cuesta estarse quieta. Pero las veces que habíamos ido al cine... tal vez por ser más pequeña, o por gustarle más peli, o que sé yo, se había estado bastante tranquila.

Pero aquella vez... por decirlo de algún modo se cubrió de gloria. Era incapaz de estar quieta en su asiento: se levantaba, se sentaba, se ponía de rodillas, le daba patadas al asiento de delante, se ponía a mirar hacia detrás, hablaba, cantaba.... En fin... de todo.

La sala de cine encima estaba bastante llena... y yo...yo sudé tinta de calamar. Me sabía fatal que molestásemos al resto de espectadores. Y la verdad, a puntito de macharme estuve.... pero es que la niña tampoco se quería marchar! Y ya me veía de pie... forcejeando con ella para sacarla a rastras mientras lloraba y gritaba.... Así que elegí el mal menor: permanecer alerta y tratar de "contenerla" al máximo.

Siendo sinceros no recuerdo ninguna mala cara, ni que nadie me dijera nada al final de la peli... tal vez yo que estaba pendiente y la tenía al lado me percaté de mucho más que el resto.... Pero creéme si te digo que me pase la peli "inmovilizándola" desde que empezó hasta que por fin terminó.

Lo peor fue que yo no disfruté en absoluto y no me enteré de casi nada. Lo mejor... mi hija lo pilló todo! La peli le encantó.... y me podía dar todo lujo de detalles."Pa llorar".

Yo también era un poco así de pequeña... capaz de estar jugando con mis muñecas y de seguir el argumento de una película que estuviera puesta en la tele sin ningún problema. Así que... de casta le viene al galgo.

El caso es que cuando este año estrenaron la nueva de Star Wars y mis hijos me pidieron ir a verla al cine... casi muero. 

Me daba pánico recordar la experiencia pasada....y viendo que mi pequeña sigue siendo de culo inquieto ya temblaba. 

Así que hablamos con ella.... y curiosamente ella recordaba que el año pasado yo había salido muy triste del cine porque ella se había movido y hablado mucho. Y prometió portarse mejor. 

Nos comprometimos a que si se portaba bien....podríamos volver al cine a ver Frozen II la siguiente semana. Que vayamos al cine dos veces el mismo año es una proeza! Así que su cara de ilusión ante la propuesta no la puedes ni imaginar.

Y entre temerosa y queriendo confiar en ella.... nos fuimos al cine, a una sesión en la que había poca gente... y donde la mayoría eran familias con niños. Y la verdad.... fue genial!

Y pensarás: se estuvo quieta? no hablo en toda la película?????

Pues la verdad no... pero es que eso sería como pedirle peras al olmo! No puedo pedirle a mi hija que se esté quieta dos horas y mucho menos que se esté callada. No sería realista.

A decir verdad... se lo pedí. Pero luego bajé mi vara de medir. No se levantó de su asiento en todo el rato, no dio golpes al asiento de delante, y sólo miró hacía detrás en los anuncios (le hace gracia ver de donde sale la proyección). Si se removió en su silla, se hizo "ovillo" varias veces, se me abrazó, me hizo alguna pregunta o comentario... pero pocos y siempre en voz muy baja. Ah, y canturreó... en un tono de voz casi imperceptible (yo me daba cuenta porque la veía mover la boca....), pero su hermano que estaba al otro lado ni se enteró.

Cuando le pregunté al salir si creía que merecía ir a ver Frozen II me dijo que igual no.... porque no había conseguido estar callada y quieta. Yo le dije que eso era cierto.... pero que se había estado mucho más quieta y callada que la vez anterior! Y que yo había disfrutado y había podido ver la película sin problemas.

Así que....sí! Tendrá su premio! Frozen II nos espera!!!

Y es que a veces hay que reajustar expectativas y poner la vara de medir a la altura adecuada. No puedo esperar que mi hija esté bien sentada y quieta viendo una película.... ni en el cine... ni en casa. No por ahora. Así que me conformo con no molestar a nadie y poder seguir la trama del film.

Seguiremos trabajando en ello y estoy segura de que llegará el día en que yo pueda ir al cine con ella completamente relajada.