Pues va a ser que no, que aún no estoy bien. ¿Qué le vamos a hacer? Cada uno tiene sus ritmos, a la hora de encajar los golpes que te va dando la vida, y aunque queramos acelerar los tempos y decir que aquí no ha pasado nada... la procesión va por dentro y sale cuando menos te lo esperas.
Hace unos días fui a la consulta del dermatólogo (sigo buscando la causa de mis picores de pies) y tras descartar cualquier tipo de causa evidente (hongos, dermatitis...) decidió mandarme a hacer análisis de sangre para seguir jugando a la táctica del descarte.
Y mientras me preparaba los papeles, me miró y me preguntó: ¿Porque, tú como estás?. Así, sin más. Una pregunta sencilla, de esas a las que suelo responder con una sonrisilla y con un: yo?, bien, bien, claro, tirando.
Pero sin saber porque, la pregunta se me quedó atragantada, y las lágrimas se arremolinaron en mis ojos, luchando por salir.