13 jul 2020

Teletrabajo o la gran mentira

Cuenta la leyenda que el teletrabajo es el mejor amigo de la conciliación familiar, y que cuando lo consigues te invade una ola de buen rollo y mejor funcionamiento familiar.

Pero, ¿es eso cierto? ¿Es el teletrabajo el secreto de la felicidad familiar?

Pues, tras cinco meses de teletrabajo forzoso a causa de la pandemia, te diré que... si... pero no!

Entra y lo hablamos.



Como orientadora laboral o técnica de formación, hay una buena parte de mi trabajo que me exige trabajar presencialmente. El asesoramiento cara a cara con el usuario, sobre todo en las primeras sesiones, cuando no te conoce y estás estableciendo un vínculo de confianza es fundamental. Luego, establecido unos objetivos... ya puedes realizar un seguimiento por teléfono... y se produce un cierto distanciamiento gradual. 

Con la formación para lo mismo. Ese primer contacto con el alumno, para asesorarle sobre los cursos disponibles, e incluso para seleccionar al grupo de alumnos a incorporar a un determinado curso cuando exceden la ratio permitida... es básico hacerlo presencialmente. Ahora bien, una vez empezamos el curso... ya el seguimiento al alumno, que está metido de lleno en su formación, puede hacerse sin dificultad por mail o teléfono.

Luego hay una parte de trabajo administrativo muy importante, que ocupa buena parte de tu jornada laboral... y eso, eso lo puedes hacer en tu casa sin dificultad alguna.

Hace unos años, allá en 2016, trabajé en una empresa que no veía con malos ojos el tema del teletrabajo. Sobre todo, obviamente para la parte administrativa. Dicha entidad no nos permitía teletrabajar todos los días.... pero si tu pedías por ejemplo quedarte en casa uno o dos días a la semana para hacer labores administrativas, y te concentrabas en el resto de días las atenciones presenciales, les parecía genial.

Eso sí, me dieron un portátil y un teléfono móvil, de manera que yo en casa tenía todo lo necesario para trabajar, cómodamente con recursos de la empresa. Si algún usuario o alumno tenía que llamarme, podía hacerlo sin problemas, si yo quería llamarles para tratar cualquier tema... también podía hacerlo. Y mi horario estaba claro. Salvo en contadas ocasiones, jamás hice horas extras, ni me pidieron grandes imposibles. Al acabar mi jornada, podía apagar el teléfono y el ordenador... y hasta el día siguiente quedaban en un cajón.

Eso era teletrabajo, y eso estaba genial. Pude adaptar mi horario para llevar a los peques al cole esos días, pude quedarme trabajando en casa cuando estuvieron enfermos, y adaptar mi horario para estar con ellos cuando me necesitaban y trabajar más tarde... Aquello funcionó muy bien.

En mi actual empresa, cuando se declaró el estado de alarma y confinamiento, optaron porque nos quedásemos en casa, teletrabajando. Peeeeeero, no nos dieron NADA. Ni un mísero bolígrafo. Es cierto que fue una decisión de hoy para mañana... de avisarnos vía urgente un domingo para que el lunes no fuéramos a trabajar. 

Así que los trabajadores tuvimos que ponernos a currar con nuestros ordenadores. Buenos y modernos equipos.... o antiguos y desfasados. Porque son nuestros equipos domésticos... y en la mayoría de los casos jamás los habíamos teníamos que utilizar para trabajar.

Tampoco nos dieron teléfono, ni material de oficina... ni nada. Ya te digo...que en un principio fue normal, no estaba previsto, y de un día para otro... tampoco se podía hacer mucho más. Pero han pasado ya cinco meses y seguimos igual. Trabajando con nuestros propios medios.

Mi ordenador es viejecillo, es un portátil que no funciona sino está enchufado a la corriente, y se calienta por estar dándole un uso continuo durante 8 horas al día.

Y luego está el tema del teléfono. Nos hemos visto obligados a llamar a los alumnos desde nuestros propios teléfonos, ocultando la llamada... Porque a veces no hay más remedio que llamar a ese alumno al que ya le has enviado cinco mails y no responde. Y la calidad del servicio... no es buena. Llamas desde número oculto, los alumnos no te lo cogen porque no saben quien eres... o quieren llamarte y no puedes ofrecerles un número de contacto directo. 

También está el tema de la tarifa... en mi caso no es plana. Tengo un número limitado de minutos al mes... y ya van dos meses que lo supero... y mi recibo se ve incrementado. 

Y ¿qué dice la empresa? Que no hagamos llamadas sino tenemos tarifa plana... Pero si necesito hablar con un profesor o alumno... ¿qué he de hacer? Al final el día a día te come y acabas llamando, porque necesitas hacer tu trabajo y el formador y el alumno no tienen culpa de la situación.

En cuanto al horario...mejor no hablo. WhatsApp que llegan los domingos por la tarde.... con links o información para consultar... que rompen tu descanso y te hacen conectar mentalmente con tu trabajo. Y digo, ¿no podían esperar a enviarlos un lunes? Por lo visto...no.

O ritmos de trabajo imposibles de encajar en la jornada habitual, que te llevan a dedicar más horas de lo debido... porque sino el trabajo no sale. Y ¿qué te dicen? No hagas horas!!! Pero no bajan la carga laboral.

En definitiva, frente a tus problemas... no te ofrecen una solución buena. Sólo te ofrecen ignorar el problema...como si así fuera a desaparecer....

Así que esto, lo que hago ahora... no es teletrabajo! Al menos no lo es bien entendido.

En la entidad en que trabajé en 2016, si trabajaba desde casa con alguno de mis hijos enfermos y a mitad de una videoconferencia con mis jefes el peque se colaba, mi jefe sonreía y me decía: no te preocupes, atiéndelo y vuelve luego, no hay problema.  

En mi empresa actual cuando durante una videoconferencia se ha oído la tele con los dibujos animados de fondo o a mis hijos hablar, mis jefas han dicho: ay, ¿qué se oye? por favor a ver si la que sea puede silenciar el micro o cambiar de habitación, que no nos oímos bien....

El teletrabajo bien entendido es una cosa, lo otro es trabajar en casa... sin más.

Así que... ¿me gusta el teletrabajo? Sí, me encanta! Pero cuando la empresa me proporciona los medios para hacerlo, y es comprensiva con mis circunstancias personales dándome facilidades para conciliar. A cambio yo saco mi trabajo adelante, dedicando las horas convenidas y tratando siempre de ofrecer una excelente calidad. Y si algún día he de hacer alguna horita de más... lo haré contenta, porque se me está tratando bien y me siento en el deber de corresponder a la empresa que tanto me da.

Cuando la empresa se limita a abandonarte a tu suerte, a exigirte más y más, y a ignorar tus necesidades laborales (ya no vamos ni a entrar en las personales), te sientes mal y lo único que quieres es que acabe tu jornada laboral. Continúas dando lo mejor de ti, porque, repito, alumnos y formadores no tienen la culpa, pero te sientes insatisfecho y padeces estrés laboral.

¿Y tu? ¿Cuál ha sido tu experiencia? ¿Has teletrabajo o has trabajado en casa?

6 comentarios:

  1. Hola, mi teletrabajo está a medio camino. Tengo mi equipo del trabajo, pero bolis, cuaderno, móvil... lo pongo yo.
    Yo no estoy descontenta, es la 1a vez que teletrabajo y ni tan mal. Supongo que es mejorable, pero yo veo la parte positiva, me pongo yo los horarios, controlo a los niños,me ahorro las dos horas de trayecto (entre ir y venir)
    Mamá de un prematuro

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    1. Lo de ponerse uno mismo los horarios para mi es parte fundamental del teletrabajo...y en esta ocasión no son nada flexibles.
      En fin...las empresas se han adaptado a la situación como han podido. Algunas mejor que otras
      Un abrazo!

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  2. Comprendo lo que dices. Mi marido trabaja en casa y no es lo mismo. Un beso

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    1. No, no lo es. En muchos casos es un teletrabajo mal entendido.
      Abrazos

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  3. Jajaja millor q no digui res.. Per mi treballar des de casa també és una merda. Jo hi poso tot i com no vigilis acabes fent hores extres...i bo parlo del tema dels nens corrent per aquí i allà...

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    Respuestas
    1. Si, el tema de les hores extres millor ni parlar-ne. I amb els nens a casa, sobretot si són petits, la cosa es força complicada per no dir impossible.
      En fi, haurem de tenir molta paciència.
      Abraçades

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