En estos días inciertos en que vivir es un arte... estos días resuenan en mi cabeza estos "versos" de una canción de Celtas Cortos... Y es que corren tiempos inciertos y vivir, no está siendo nada fácil.
La semana pasada, tanto en mi trabajo, como en mi vida familiar, los acontecimientos más que sucederse, se precipitaban, unos tras otros: noticias, recomendaciones, imposiciones...
Algunos incluso se contradecían unos con otros... Creo poder afirmar que vivimos un tiempo de caos, gracias a el ya tristemente popular Coronavirus.
Pero, permíteme recapitular un poco. La semana pasada la empezamos "normal": colegio, trabajo, extraescolares... Permaneciendo alerta, eso sí, por lo que estaba pasando en otras Comunidades Autónomas y otros países.
El martes la situación cobró un "alarmante" giro, cuando al dejar a la pequeña en rítmica, fui como siempre con mi hijo a comprar al Mercadona, y nos encontramos con algunos lineales vacíos: no había pollo, escaseaba la pasta, legumbres, conservas...
Tuve que esforzarme mucho en dar un mensaje de normalidad y tranquilidad a mi pequeño vikingo, cuando yo por dentro estaba empezando a preguntarme un tanto alarmada que cojona estaba sucediendo.
Al día siguiente, todo seguía normal. Colegios, trabajo, transporte público... Por la tarde salí al supermercado a comprar. Los miércoles es cuando aprovecho para hacer la compra semanal. Así el fin de semana queda libre.
Agarré mi carrito y me fui al Mercadona. Volví sin gran cosa...de nuevo los lineales estaban arrasados. Apenas pude conseguir algo de leche y poco más. Me pasé por el Caprabo… y tampoco conseguí grandes cosas.
La situación empezaba a volverse angustiosa. Las cajeras me recomendaban ir a hacer la compra por las mañanas... pero se da la situación que por las mañanas estábamos trabajando, tanto Alberto como yo. Así que... complicado estaba el tema.
El jueves la cosa se desmadró. Total y absolutamente. En el trabajo nos reunieron para darnos directrices: íbamos a seguir con la actividad normal, pero... debíamos extremar las medidas de higiene, lavarnos las manos con asiduidad, quedaba prohibido llevar anillos y pulseras, no debíamos dar la mano a las personas que atendiésemos, debíamos mantener distancia con las personas atendidas.... Nos cambiaron a todos de ubicación. Ya no podíamos estar sentados con nuestros compañeros de proyecto... así que nos mezclaron a todos... Un desbarajuste.
De mientras no paraban de llegar comunicados por WhatsApp y por mail: se suspenden las clases de ajedrez de la niña, se suspenden las clases de ajedrez del niño, se suspenden las de rítmica, se cierran los colegios....
Todo se precipitaba. Pero aún quedaba por venir lo "peor". A las 14:25 (cinco minutos antes de mi hora de salir del trabajo) la jefa entra en la sala donde estamos trabajando todos los técnicos y mientras habla por el móvil nos advierte: que nadie se mueva de su puesto de trabajo!
Aquello no pintaba bien... nuevas directrices se avecinaban. Cuando volvió y tras decir: reunión urgente! sentenció: quedan anulados desde ya todos los cursos. Hay que avisar a profesores y alumnos.
Somos centro de formación subvencionada... con más de 20 cursos en marcha...lo que implica muchos alumnos y formadores por avisar. Mi compañera y yo salimos corriendo... teníamos cursos que acababan a las 14:30... y aún los podíamos avisar en persona.
Luego nos volvimos a reunir... hicimos entre todos una lista de a quien había que avisar y nos repartimos el trabajo. Salí una hora más tarde con mi parte hecha. Ese día ni Alberto ni yo comimos... ya no daba tiempo. Él se fue a trabajar, y yo recogí a los niños.
Pasé por el super, y pude comprar una bandeja de mini hamburguesas y unas patatas...nada más. De lo que quería... ni rastro.
A mi marido lo llamaron el jueves por la noche: el curso que daba por las mañanas quedaba anulado hasta nuevo aviso. Idéntica llamada del curso que tenía por las tardes...a partir del lunes... nada. Es formador y autónomo. Así que... su actividad laboral se ha paralizado por completo, y con ello nuestros ingresos por su parte.
Vemos el lado positivo: se puede quedar con los niños. Si él no hubiera podido, nuestra alternativa era que yo pidiera vacaciones. Sí, a costa de quedarme sin vacaciones en verano. Pero lo que no queríamos bajo ningún concepto era dejar a nuestros hijos con los abuelos. Tanto mi suegra como mis padres son mayores de 65 años, y por tanto población de riesgo. Especialmente mi suegra que está muy delicada de salud. No. No queríamos que mis hijos contagiasen a sus abuelos, y que todos tuviéramos que vivir luego con la culpabilidad de eso.
Pero bueno, de momento los peques se pueden quedar con papi, y yo... sigo con mi periplo.
El viernes trabajamos a puerta cerrada en la oficina. Suspendida toda atención al público. Aún así, pensaron que no era suficiente, y a las 12:30 nos volvieron a reunir a todos. Nos han dividido en dos equipos. A partir de hoy trabajaremos presencialmente en días alternos, y los otros desde casa. Así reducen la concentración de personas en la oficina. Yo he de ir lunes, miércoles y viernes. Martes y jueves tengo un encargo laboral a desarrollar en casa.
Nuevamente el viernes fui a comprar. Esta vez alimentos para las mascotas! No había pensado en ello hasta entonces... y por suerte ahí si que no tuve problemas para conseguir su pienso. Luego salió Alberto al Caprabo y trató de comprar algo más. Volvió con 4 cosas...un poco desencajado por la situación que había visto.
El sábado salí a primera hora a tratar de conseguir las 4 cosas que me seguían faltando. Por fin en el Caprabo pude comprar pollo!!!! Dos bandejitas de contramuslos!!! Por fin! Y con esto, yogurts y ambientador para el WC (porque papel no había) puse fin a mis salidas.
De momento hoy he de ir a trabajar... y me parece un sinsentido. Tengo una hora de viaje, recorriendo a pie la mitad de mi pueblo, cogiendo el ferrocarril, y caminando luego 20 minutos más por la ciudad vecina.
Y no lo veo. Mis hijos no han pisado la calle desde el jueves por la tarde. Y nosotros sólo yo para comprar el sábado, y Alberto a tirar basuras. Estamos tomándolo en serio. Haciendo encierro estricto. Minimizando riesgos...
Y ahora yo he de salir de casa, montar en transporte público, y estar en contacto con diferentes personas de municipios distintos.... Es un riesgo que me veo obligada a correr. Ahora mismo mi sueldo es única fuente de ingresos en casa. Sólo llevo dos semanas en mi puesto... y no quiero dar motivo para no superar mi período de prueba.
Son días inciertos... de vivir pegado al teléfono, a la espera de novedades que pueden llegar en cualquier momento.
Y al final la llamada llegó...ayer noche, para avisar de que hoy ya podríamos hacer teletrabajo. El sentido común se ha impuesto!
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Ánimo guapa. A mi también me toca currar y voy angustiada. Un abrazo sin virus.
ResponderEliminarA mí al final me han dejado en casa. Me toca hacer teletrabajo... que no es fácil, pero me libro de arriesgarme con trayectos innecesarios.
EliminarAbrazos fuertes!!!
En el carrefour suele haber más comida. Animo. Un beso
ResponderEliminarNo tengo ninguno cerca de casa... pero quien lo tenga... que tome nota!
EliminarAbrazos
Me alegra mucho que al final puedas hacer teletrabajo. No tiene sentido que obliguen a quedarse a la gente en casa y luego se salga a trabajar pudiendo hacerlo en casa! Mucho animo! Un abrazo enorme!
ResponderEliminarNingún sentido. Aunque solo sea un miembro de la familia el.que.se desplace para trabajar...aumenta mucho el riesgo.de contagio de esa familia.
EliminarHe tenido mucha suerte.
Un abrazo y muchos ánimos