Últimamente, en mi entorno más directo, estoy coincidiendo con personas que se están viendo afectadas por el dolor de un ser querido que está pasándolo mal a nivel salud, ya sean hijos, padres, madres, hermanos o parejas.
Siempre se ha dicho que los hijos "duelen", haciendo referencia a que cualquier cosa que les pase y que les produzca dolor o malestar, a una madre o a un padre también le duele.
Pero... sólo los hijos duelen? Mucho me temo que no. Las personas más próximas, las que realmente cuentan en nuestras vidas, también duelen, y su dolor o malestar nos afectan psíquica e incluso físicamente.
Si un hermano está sufriendo, si está enfermo... eso puede llegar a "quitarnos el sueño", tanto en el sentido literal como en el figurado! Podemos tener ansiedad, jaquecas, insomnio.... debido a la preocupación y el malestar que nos provoca verle mal.
En mi caso, ahora mismo, el que más me duele es mi marido. Desde hace meses está padeciendo de los riñones y el problema, se está alargando de un modo agotador.
Todo empezó hace algún tiempo con algunos episodios esporádicos de hematuria. Tras varias pruebas médicas, descartaron que hubiera ningún motivo concreto para ello. Cosas que pasan.
Y con el tiempo, el problema, tal como vino... desapareció. Hasta que hará ya un par de meses reapareció en forma de dolor, un amago de cólico nefrítico. Y digo amago, porque según mi marido, que ya ha padecido alguno con anterioridad, el dolor "no culminó" por decirlo de algún modo.
Desde entonces, la hematuria ocasional volvió, y los amagos de cólicos (sí, utilizo el plural), vuelven cuando les viene en gana. Las pruebas descartaron piedras en riñones, pero estamos pendientes de más pruebas para ver si es que están albergadas en los conductos.
Y mientras... la vida de mi esposo, y por extensión la mía, se convierte en una especie de ruleta rusa, donde unos días gozamos de cierta normalidad, para otros estar al borde del colapso.
Esto trae de cabeza a mi marido, pues resulta impredecible cuando le va a "agarrar un dolor" y hace que su humor sufra lógicos cambios, según su estado de bienestar.
Y ese dolor, a mí, me acaba doliendo. Sus noches de insomnio se convierten en mis noches de insomnio, sus miedos en los míos, su desesperación en la mía... y acabo ojerosa y preocupada, triste y con cambios de humor.
Así que sí, el dolor ajeno, el dolor de nuestros seres queridos también nos acaba doliendo.
Ufffff.... No me puedo imaginar lo que estáis pasando, porque tu pareja, a quién tú has elegido, esté pasando por algo que no puedes controlar... A veces pienso que haría yo si mi partenaire no estuviera al 100% como está ahora, que es que me salva siempre de todo...
ResponderEliminarSólo puedo decir que mmucho ánimo.
Un abrazo muy grande
Pues se pasa pelín mal, aunque hay cosas mil veces peores. Porque esto, al fin y al cabo pasará, y la normalidad regresará a nuestras vidas.
EliminarPero mientras, es inevitable sentirse impotente por no poder hacer nada para ayudar, y estar algo asustado al ver que la situación no se acaba de resolver.
Gracias por tu comentario!!
Abrazos
Mucho animo! De poco sirven las palabras si perdura el dolor, pero seguro que pronto llegan tiempos mejores y esto se queda como un mal recuerdo. Animoooooo
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSeguro! En cuanto el dolor se borre de la ecuación todo mejorarà!
EliminarUn abrazo