Contaba yo con 13 añicos, cuando estando de viaje de fin de curso descubrí que tenía algún tipo de alergia a los metales. Curiosa ironía del destino.... yo, precisamente, alérgica al metal.
Mi madre, se empeñó en que no me llevase los pendientes "buenos" (leáse de oro) de la comunión, y en su lugar me colocó unos de bisutería. Cuando llegué a la habitación del hotel en Mallorca me picaba la oreja a horrores, y cuando me quité el primer pendiente las gotas de sagre corrieron oreja a bajo por mi camiseta playera. Que inicio de viaje más triunfal!
No tuve bastante con esta curiosa experiencia y años después, ya en el instituto, me dio por comprarme pendientes de plata. Pendientes que hacían que notase las palpitaciones del corazón en las orejas y que quisiera arrancármelas de cuajo!
Concluí que debía ser alérgica a la plata, y comencé a esquivarla.
Ya en la universidad, la volví a liar. Me dió por comprarme un reloj cuya correa era una pulsera. Era de la marca Marea, una preciosidad.... A los pocos días de llevarlo mi muñeca se llenó de llagas que supuraban... me picaba a horrores y tuve que abandonar la idea de llevar mi preciada adquisición.
La sabiduría popular me recomendó que lo pintase con esmalte de uñas. Decidida compré esmalte transparente y gasté una tarde de estudio en tan delicada labor. La verdad, me encantaba ese reloj, y me había costado un pasta.... no quería dejarlo guardado en un cajón. El remedio dió resultado la primera semana....luego....picor....más pico.... y de nuevo llagas.
De algún lado saqué un nuevo remedio: forrar el interior del reloj con esparadrapo. Aquello no podía fallar! El metal no entraría en contacto con mi cuerpo! Fantástico.... pasé unos meses estupendos....luciendo reloj.... Luego....luego llegó el verano....sudé....el esparadrapo de mojó de sudor, y de algún modo mi piel absorbió las sustancias nocivas, pués me llagué de nuevo. De que metal está hecho el reloj? Ni idea. De plata no....pero me quedó claro que mi algergi no se limitaba a la bistuería barata y a la plata.
Por supuesto mi reloj Marea anda en un cajón en mi antigua mesita de noche, en casa de mis padres. A una distancia más que prudencial.
De aquella experiencia debí haber aprendido una lección..... pero decidí no hacerlo. Llegó el final de mi carrera, y unas vacaciones con los amigos por Italia. En aquella ocasión tuve una más que brillante idea. Me colgué la llave de la maleta del cuello con un cordel. Práctico.... muy práctico.... Pero de ahí a que fuera una buena idea.... Como imaginareis la llave no estaba hecha de plastilina.... no.... los jodíos fabricantes de llaves de candado las hacen de....metal. De que metal..... ni flowers.... pero de uno al que por lo visto también resulté ser alérgica. Mi cuello-escote empezó a picar.... y me llené de llagas. Otra vez....
De ahí pensé que por fin habría aprendido la lección para siempre. Jamás me acercaría a un metal fuese cual fuese, a excepción del oro blanco (ese lo resisto bien).
Pero nuevamente cometí un error. Esta vez fue algo totalmente inesperado. Me compré unos aparentemente inofensivos tejanos. Me los pusé un día, dos.... y al tercero, estando en el trabajo, me empezó a picar la tripa. Que raro? Me picaba, me rascaba, me picaba, me rascaba más.... al final me levanté de mi mesa y me fui al baño y tenía una redonda roja en la tripa! Y con que parte del tejano coincidía la redonda? Exacto! Con el botón de las narices....que obviamente es de metal!!!!
Cago en toooooooooo! Casí me arranco la tripa del picor....hasta llegar a casa. Decidida a poner remedio, coloqué un esparadrapo en la zona del botón. El remedio funcionó....hasta que llegó el verano.
Por el momento tengo guardados los tejanos en el armario. Y es que.... a quien le gusta llevar tejanos en verano??
28 jul 2014
23 jun 2014
Preparados, listos.... YA!
Tras casi cinco años (desde mi primer embarazo) en dique seco, el pasado sábado volví a correr.
No lo hice de la mejor manera posible... me dejé llevar por mis impulsos y mi testarudez y salí sin preparación de ningún tipo y con unas zapatillas que me prestó mi marido a "rodar por los raíles". Aunque pese a todo, no me fue nada mal!
La idea empezó a tomar forma en mi cabeza, cuando hará poco más de un mes, unos amigos de la familia (siempre me ha encantado esta expresión) abrieron una tienda de running en el Prat de Llobregat. Cuando fuímos a verla, nos comentaron que tenían previsto organizar salidas, grupos de corredores que quisieran salir a entrenar juntos y pasar un buen rato. La idea me encantó y me sentí añorada.... mis tiempos de corredora trotona quedaban taaaan lejos....
Poco después, leí en facebook que ya habían empezado con las salidas, y que los sábados a las nueve de la mañana harían salida con grupo de chicas, en plan "iniciación". La idea de volver al ruedo empezó a cobrar vida seriamente. De manera que cuando horas después, Alberto leyó la misma noticia en facebook y me propuso de quedarse con los niños para que yo pudiera salir con el grupo de Món Runners, no lo pensé dos veces y acepté la propuesta.
Y así, con mi "vieja" equipación, y mis zapatillas de prestado, me presenté en la puerta de la tienda con la mejor de mis sonrisas (que escondía mi secreto miedo al fracaso-ridículo) y predisposición a darlo todo.
En la puerta esperaban ya los organizadores, Fanny y Didac, y no tardaron en llegar el resto de las chicas. Cada una partía de estados de forma y experiencias muy distintas, pero todas teníamos ganas de correr, pasarlo bien y superarnos a nosotras mismas.
Me despedí de mi club de fans (marido y niños, por supuesto) y salí tras el grupo. No tardé en ser consciente que mi estado de forma no era el mejor del grupo, ya que en breve quedé la última. Pero esto no me desanimó. Cada cual tiene su ritmo y el mío es de base lenta. Nunca he hecho deporte utilizando como arma fundamental mi cuerpo, no es mi punto fuerte, por el contrario mi mente y mi espíritu (o lo que es lo mismo, mi testarudez y cabezonería) son firmes. Tomé la determinación de correr los cinco kilometros que nos habían propuesto sin detenerme a caminar ni una sola vez... no importaba el ritmo, ni el crono.... sólo importaba acabar.
Un kilometro por año de inactividad. Ni más, ni menos. Elegí un ritmo bajo pero constante. Fanny se colocó a mi lado, y me animó todo el rato con sus consejos y comentarios. Didac se colocó a la cabeza del grupo, con quienes llevaban un ritmo más....digno. Se acercó un par de veces para asegurarse de que íbamos bien, y siguió siempre con su labor de cabeza de grupo.
Hubo algún momento en que me sentí realmente cansada, mis rodillas se quejaron, mis músculos me "mordieron", pero había decidido que parar no era una opción, y cuando Vanesa decide algo.... para bien o para mal.... arde Troya.
Cuando vi la tienda al fondo de la calle pensé que me caería antes de llegar.... pero no fue así, lo conseguí. Conseguí llegar a mi meta, un kilometro por año de inactividad del tirón. Una meta conseguida por mí misma, una de las primeras cosas que hacía desde que soy madre por y para mí.
A partir de aquí....sólo puedo ir en una dirección: hacia adelante!
Me compré unas zapatillas nuevas, de mi número, de chica, para MI. Y a pie de tienda me hice una propuesta: volver cada sábado a Món Runners, para seguir a mis compañeras, iré detras....pero iré cerca!
Y entre semana, trataré de organizarme con Alberto para salir dos días...sin pretensiones, sin objetivos: salir es el objetivo.
La trotona ha vuelto al ruedo y tratará de aferrarse a él de nuevo. Hoy es lunes, y me duele cada centímetro de mi cuerpo.... pero.... me gusta! El próximo sábado...dolerá menos.
Y cuando crea desfallecer por el camino tres palabras sonaran en mi mente como lo hicieron este sábado, como un mantra que te centra y te anima: Run Dora Run!!!
No lo hice de la mejor manera posible... me dejé llevar por mis impulsos y mi testarudez y salí sin preparación de ningún tipo y con unas zapatillas que me prestó mi marido a "rodar por los raíles". Aunque pese a todo, no me fue nada mal!
La idea empezó a tomar forma en mi cabeza, cuando hará poco más de un mes, unos amigos de la familia (siempre me ha encantado esta expresión) abrieron una tienda de running en el Prat de Llobregat. Cuando fuímos a verla, nos comentaron que tenían previsto organizar salidas, grupos de corredores que quisieran salir a entrenar juntos y pasar un buen rato. La idea me encantó y me sentí añorada.... mis tiempos de corredora trotona quedaban taaaan lejos....
Poco después, leí en facebook que ya habían empezado con las salidas, y que los sábados a las nueve de la mañana harían salida con grupo de chicas, en plan "iniciación". La idea de volver al ruedo empezó a cobrar vida seriamente. De manera que cuando horas después, Alberto leyó la misma noticia en facebook y me propuso de quedarse con los niños para que yo pudiera salir con el grupo de Món Runners, no lo pensé dos veces y acepté la propuesta.
Y así, con mi "vieja" equipación, y mis zapatillas de prestado, me presenté en la puerta de la tienda con la mejor de mis sonrisas (que escondía mi secreto miedo al fracaso-ridículo) y predisposición a darlo todo.
En la puerta esperaban ya los organizadores, Fanny y Didac, y no tardaron en llegar el resto de las chicas. Cada una partía de estados de forma y experiencias muy distintas, pero todas teníamos ganas de correr, pasarlo bien y superarnos a nosotras mismas.
Me despedí de mi club de fans (marido y niños, por supuesto) y salí tras el grupo. No tardé en ser consciente que mi estado de forma no era el mejor del grupo, ya que en breve quedé la última. Pero esto no me desanimó. Cada cual tiene su ritmo y el mío es de base lenta. Nunca he hecho deporte utilizando como arma fundamental mi cuerpo, no es mi punto fuerte, por el contrario mi mente y mi espíritu (o lo que es lo mismo, mi testarudez y cabezonería) son firmes. Tomé la determinación de correr los cinco kilometros que nos habían propuesto sin detenerme a caminar ni una sola vez... no importaba el ritmo, ni el crono.... sólo importaba acabar.
Un kilometro por año de inactividad. Ni más, ni menos. Elegí un ritmo bajo pero constante. Fanny se colocó a mi lado, y me animó todo el rato con sus consejos y comentarios. Didac se colocó a la cabeza del grupo, con quienes llevaban un ritmo más....digno. Se acercó un par de veces para asegurarse de que íbamos bien, y siguió siempre con su labor de cabeza de grupo.
Hubo algún momento en que me sentí realmente cansada, mis rodillas se quejaron, mis músculos me "mordieron", pero había decidido que parar no era una opción, y cuando Vanesa decide algo.... para bien o para mal.... arde Troya.
Cuando vi la tienda al fondo de la calle pensé que me caería antes de llegar.... pero no fue así, lo conseguí. Conseguí llegar a mi meta, un kilometro por año de inactividad del tirón. Una meta conseguida por mí misma, una de las primeras cosas que hacía desde que soy madre por y para mí.
A partir de aquí....sólo puedo ir en una dirección: hacia adelante!
Me compré unas zapatillas nuevas, de mi número, de chica, para MI. Y a pie de tienda me hice una propuesta: volver cada sábado a Món Runners, para seguir a mis compañeras, iré detras....pero iré cerca!
Y entre semana, trataré de organizarme con Alberto para salir dos días...sin pretensiones, sin objetivos: salir es el objetivo.
La trotona ha vuelto al ruedo y tratará de aferrarse a él de nuevo. Hoy es lunes, y me duele cada centímetro de mi cuerpo.... pero.... me gusta! El próximo sábado...dolerá menos.
Y cuando crea desfallecer por el camino tres palabras sonaran en mi mente como lo hicieron este sábado, como un mantra que te centra y te anima: Run Dora Run!!!
28 may 2014
Pánico a una muerte....ridícula!
Desde hace días no me puedo quitar de la cabeza esta vieja cancioncilla de Def Con Dos. El motivo? Me he comprado unos nuevos zapatos!
Probablemente os cueste ver la relación, pero creedme si os digo que la hay.
Compré unos zapatos comodos, blanditos, de la marca Crocs. Llegué a casa y me sentía feliz con ellos, feliz hasta que los saqué de la caja. Justo encima de los zapatos, el fabricante había colocado una nota de advertencia en todos los idiomas que le parecieron relevantes. Dicha nota decía lo siguiente: " para evitar lesiones personales graves en escaleras mecánicas y en pasillos móviles: permanezca en la parte central del peldaño mirando hacia el frente; evite todo contacto con cualquier superficie próxima al movimiento de las escaleras mecánicas/ pasillos móviles o de los peldaños; pise con cuidado al acceder o abandonar las escaleras mecánicas / pasillos móviles; tome a los niños de la mano y vigílelos en todo momento.
Una vez has leído esto.....tu alegría por tener zapatos nuevos desaparece. Y nace en tu interior... el pánico. La curiosidad pudo conmigo y empecé a buscar respuestas a porque mis zapatos nuevos estaban catalogados como arma mortal. Así descubrí que por lo visto el material de la suela de estos zapatos tiende a adherirse y ser "succionado" por los laterales de la escalera mecánica, comiéndose esta tu zapato y.... tu pie. En internet podeis encontrar noticias, fotos e incluso videos en los que se ve como una escalera ingiere en un momento una bota de agua. Espeluznante.
Cabe decir que la mayoría de "victimas" de este tipo de zapatos son niños. ¿Por que? Sencillo, porque los niños son los que suelen entretenerse restregando sus zapatos contra los laterales de las escaleras.
Total, que ahora vivo acojonada. Cada vez que me pongo esos zapatos me mantego alejada al máximo de las escaleras mecánicas. Eso ha supuesto una mejora para mi, ya que hago más deporte.
Eso si, el dia que voy despistada y me subo por error en una escalera con los zapatos... siento un pánico absoluto y me pongo más rígida que un palo.
Por fin he conseguido entender una frase de película:estos zapatos me han cambiado la vida. Lo que no sé es si para bien o para todo lo contrario.
Probablemente os cueste ver la relación, pero creedme si os digo que la hay.
Compré unos zapatos comodos, blanditos, de la marca Crocs. Llegué a casa y me sentía feliz con ellos, feliz hasta que los saqué de la caja. Justo encima de los zapatos, el fabricante había colocado una nota de advertencia en todos los idiomas que le parecieron relevantes. Dicha nota decía lo siguiente: " para evitar lesiones personales graves en escaleras mecánicas y en pasillos móviles: permanezca en la parte central del peldaño mirando hacia el frente; evite todo contacto con cualquier superficie próxima al movimiento de las escaleras mecánicas/ pasillos móviles o de los peldaños; pise con cuidado al acceder o abandonar las escaleras mecánicas / pasillos móviles; tome a los niños de la mano y vigílelos en todo momento.
Una vez has leído esto.....tu alegría por tener zapatos nuevos desaparece. Y nace en tu interior... el pánico. La curiosidad pudo conmigo y empecé a buscar respuestas a porque mis zapatos nuevos estaban catalogados como arma mortal. Así descubrí que por lo visto el material de la suela de estos zapatos tiende a adherirse y ser "succionado" por los laterales de la escalera mecánica, comiéndose esta tu zapato y.... tu pie. En internet podeis encontrar noticias, fotos e incluso videos en los que se ve como una escalera ingiere en un momento una bota de agua. Espeluznante.
Cabe decir que la mayoría de "victimas" de este tipo de zapatos son niños. ¿Por que? Sencillo, porque los niños son los que suelen entretenerse restregando sus zapatos contra los laterales de las escaleras.
Total, que ahora vivo acojonada. Cada vez que me pongo esos zapatos me mantego alejada al máximo de las escaleras mecánicas. Eso ha supuesto una mejora para mi, ya que hago más deporte.
Eso si, el dia que voy despistada y me subo por error en una escalera con los zapatos... siento un pánico absoluto y me pongo más rígida que un palo.
Por fin he conseguido entender una frase de película:estos zapatos me han cambiado la vida. Lo que no sé es si para bien o para todo lo contrario.
23 abr 2014
Sant Jordi 2014
Siempre me ha gustado mucho el día de Sant Jordi. Perderme paseando entre un tumulto de gente.... tratando de hacerme un hueco, en las concurridas paradas de libros, para poder ojear simplemente por el placer de curiosear uno u otro tomo. Vivir la aventura de pasear por la Rambla Catalunya esquivando rosas para evitar que alguna enamorada te saque un ojo.
Hoy mi Sant Jordi ha sido diferente. Ni mejor ni peor....distinto simplemente. A las 6.30 de la mañana mi hizo decidió etiquetarnos a todos los miembros de la familia como personajes de la leyenda. Él se autoproclamó caballo, a la pequeña Helia le adjudicó el rol de princesa, mi marido tuvo la suerte de ser llamado Sant Jordi... y yo.... en fin.... me tocó el nada despreciable papel de Dragón. Lo tomé con humor, y me dediqué a perseguirle por el comedor imitando a el entrañable monstruo verde.
Luego me despedí y me encaminé a hacer frente a mi jornada laboral. Llegué a Plaza Catalunya sobre las 7.30 de la mañana. La Plaza estaba semidesierta...como siempre.... con gente cruzándola a prisa para dirigirse al metro o a sus respectivos centros de estudio y trabajo. La única diferencia era que el centro de la plaza había sido tomado por TV3. Numerosos furgones albergaban maquilladoras haciendo su trabajo. Los técnicos daban los últimos retoques a su trabajo.... pasando cables, arreglando unas flores.... Las paradas de libros estaban montadas frente al Corte Inglés... pero no había un solo libro en ellas.
Tras mi jornada laboral volví a hacer el recorrido inverso. En Plaza Urquinaona las rosas ya amenazaban con deesgraciarte la vista. De hecho en el metro ya estuve a punto de ser víctima de alguna de ellas. Cuando llegué a Plaza Catalunya había un tumulto de gente mayor que el habitual. Las paradas del Corte Inglés ya tenían libros!!! Miré el reloj. Disponía de diez minutos para hechar un vistazo y luego salir corriendo a coger el ferrocarril y llegar a Sant Cugat a tiempo de recoger a mi pequeño "caballo". Me acerqué a una parada y en seguida lo vi. Un libro me llamó poderosamente la atención. Un libro de una autora ya conocida por mi. Un libro que rápidamente compré para regalar a mi marido cuando esta noche, a las 23 horas llegue a casa agotado por su larguísima jornada laboral de hoy.
Tomé el libro y el tiquet de caja, observé risueña que el señor mayor con cara graciosa que me había atendido se llamaba Toribio. Eso pone en el tiquet. Gracias Sr. Toribio por su gentileza, su sonrisa y su velocidad.
Tuve que correr un poco pero alcancé el ferrocarril a tiempo. Llegué a las 16.32 a la escuela... dos minutos tarde.... nuevamente Erik era de los pocos que quedaban en clase. A él pareció no importarle. Me esperaba encantado con un dragón de cartulina hecho por él en la mano. Salió corriendo y me dió un beso. "Mira mama, he fet un drac!" , lo miré y pregunté sonriendo "Sóc jo?". Él rió divertido y me dijo "Si mama".
Haciéndo el dragón partimos hacía la guarde a buscar a Helia. Llegamos algo tarde, las 17.15, pero tampoco a ella pareció importarle. Sonreía. Me mostró enseguida una rosa que había pintado usando alcachofas como pincel. Curiosa técnica!
Una vez tuve a mis dos hijos en mi poder, decidí que no quería renunciar al espiritu de ojeadora de libros que llevo en mi interior. Ir al centro del pueblo a ver paradas era un imposible. A las 17.30 estraían a tope, y con el carrito y el peque....la aventura prometía ser infernal.
En la esquina de al lado de casa vi que había un paradita de libros del señor de la papelería. Y allá que me fuí. Estuvimos ojeando cuentos tranquilamente, y terminé comprando uno sobre el Arca de Noé. Mi pequeño siempre quiere libros de animales!!! Y en el arca había unos cuantos!!
Ya en casa disfrutamos los tres juntos del cuento. Ahora mis pequeños duermen y yo espero a mi caballero Sant Jordi para hacerle entrega de su libro. Regalo improvisado, elegido sin pensar.... fruto del azar y de la magia del día.
No ha sido el típico día de Sant Jordi. Tal vez no ha sido lo que yo esperaba. Pero ha sido mágico y genial. Y que nadie me lleve la contraria.... pues hoy soy un Dragón y no dudaré en churrascaros si me contradecís!
Buenas noches y feliz lectura!
Hoy mi Sant Jordi ha sido diferente. Ni mejor ni peor....distinto simplemente. A las 6.30 de la mañana mi hizo decidió etiquetarnos a todos los miembros de la familia como personajes de la leyenda. Él se autoproclamó caballo, a la pequeña Helia le adjudicó el rol de princesa, mi marido tuvo la suerte de ser llamado Sant Jordi... y yo.... en fin.... me tocó el nada despreciable papel de Dragón. Lo tomé con humor, y me dediqué a perseguirle por el comedor imitando a el entrañable monstruo verde.
Luego me despedí y me encaminé a hacer frente a mi jornada laboral. Llegué a Plaza Catalunya sobre las 7.30 de la mañana. La Plaza estaba semidesierta...como siempre.... con gente cruzándola a prisa para dirigirse al metro o a sus respectivos centros de estudio y trabajo. La única diferencia era que el centro de la plaza había sido tomado por TV3. Numerosos furgones albergaban maquilladoras haciendo su trabajo. Los técnicos daban los últimos retoques a su trabajo.... pasando cables, arreglando unas flores.... Las paradas de libros estaban montadas frente al Corte Inglés... pero no había un solo libro en ellas.
Tras mi jornada laboral volví a hacer el recorrido inverso. En Plaza Urquinaona las rosas ya amenazaban con deesgraciarte la vista. De hecho en el metro ya estuve a punto de ser víctima de alguna de ellas. Cuando llegué a Plaza Catalunya había un tumulto de gente mayor que el habitual. Las paradas del Corte Inglés ya tenían libros!!! Miré el reloj. Disponía de diez minutos para hechar un vistazo y luego salir corriendo a coger el ferrocarril y llegar a Sant Cugat a tiempo de recoger a mi pequeño "caballo". Me acerqué a una parada y en seguida lo vi. Un libro me llamó poderosamente la atención. Un libro de una autora ya conocida por mi. Un libro que rápidamente compré para regalar a mi marido cuando esta noche, a las 23 horas llegue a casa agotado por su larguísima jornada laboral de hoy.
Tomé el libro y el tiquet de caja, observé risueña que el señor mayor con cara graciosa que me había atendido se llamaba Toribio. Eso pone en el tiquet. Gracias Sr. Toribio por su gentileza, su sonrisa y su velocidad.
Tuve que correr un poco pero alcancé el ferrocarril a tiempo. Llegué a las 16.32 a la escuela... dos minutos tarde.... nuevamente Erik era de los pocos que quedaban en clase. A él pareció no importarle. Me esperaba encantado con un dragón de cartulina hecho por él en la mano. Salió corriendo y me dió un beso. "Mira mama, he fet un drac!" , lo miré y pregunté sonriendo "Sóc jo?". Él rió divertido y me dijo "Si mama".
Haciéndo el dragón partimos hacía la guarde a buscar a Helia. Llegamos algo tarde, las 17.15, pero tampoco a ella pareció importarle. Sonreía. Me mostró enseguida una rosa que había pintado usando alcachofas como pincel. Curiosa técnica!
Una vez tuve a mis dos hijos en mi poder, decidí que no quería renunciar al espiritu de ojeadora de libros que llevo en mi interior. Ir al centro del pueblo a ver paradas era un imposible. A las 17.30 estraían a tope, y con el carrito y el peque....la aventura prometía ser infernal.
En la esquina de al lado de casa vi que había un paradita de libros del señor de la papelería. Y allá que me fuí. Estuvimos ojeando cuentos tranquilamente, y terminé comprando uno sobre el Arca de Noé. Mi pequeño siempre quiere libros de animales!!! Y en el arca había unos cuantos!!
Ya en casa disfrutamos los tres juntos del cuento. Ahora mis pequeños duermen y yo espero a mi caballero Sant Jordi para hacerle entrega de su libro. Regalo improvisado, elegido sin pensar.... fruto del azar y de la magia del día.
No ha sido el típico día de Sant Jordi. Tal vez no ha sido lo que yo esperaba. Pero ha sido mágico y genial. Y que nadie me lleve la contraria.... pues hoy soy un Dragón y no dudaré en churrascaros si me contradecís!
Buenas noches y feliz lectura!
2 abr 2014
Sabia Ignorancia
Esta mañana, cuando desperté, muy en el fondo de mi ser, yo
ya sabía que iba a morir. Estaba a punto de vivir el que sería el último día de
mi vida…. Pero no le presté atención, no lo valoré… si lo hubiera sabido con
certeza, habría cambiado tantas cosas… tantas.
El día estaba nublado cuando me levanté, y fuera lloviznaba. Era raro encontrarse una mañana así en aquella época del año. Pero no le di importancia… no me percaté de que el cielo lloraba por mi.
Salí de casa y me fui directa al trabajo. Tenía la sensación
de que algo no iba bien, ¿me habría olvidado algo? Recuerdo que comprobé
mecánicamente el contenido de mi bolso mientras bajaba las escaleras. Todo en
su sitio… pero la sensación de estar pasando algo por alto me seguía
acompañando.
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