FELIZ SANT JORDI!
MI MEJOR AMIGO
Aquella mañana Erik se despertó risueño y contento, como
todas las mañanas! A ojos de cualquiera hubiera podido parecer una mañana
corriente, otra de tantas... pero Erik sabía que era una mañana diferente...
diferente... y especial! Erik había tomado una gran decisión: ese día iba a
encontrar a su mejor amigo!
Cuando después del desayuno su mamá le metió en la cuna para
hacer la siesta, Erik se sintió feliz. Esperó a que su mamá abandonase la
habitación y entonces buscó a su compañero de cuna: Osomono.
Osomono era un osito de felpa marrón con cara de mono y
cuerpo de oso. Le había acompañado en su cuna desde que era bien pequeño y
siempre le había cuidado por las noches, mientras dormía. ¿Quién mejor para ser
su mejor amigo?
Erik agarró a Osomono de la pata, se lo acercó y le
preguntó:
-
Osomono, Osomono, ¿quieres ser tú mi mejor amigo?
-
Lo siento Erik, no puede ser .- contestó Osomono.
-
¿Por qué no? .- dijo Erik con los ojos llenos de
lágrimas.
-
Yo ya tengo un mejor amigo: Rizo, el erizo que fue a
verte al hospital el día que naciste.
El pequeño Erik se quedó dormido hasta que su mamá le
despertó. Su mamá le llevó a la mantita de juegos. Erik se puso muy contento
porque allí le esperaban muchos amiguitos. Alguno de ellos se iba a convertir
en su mejor amigo!
Cuando después de comer su mamá le puso de nuevo en la cuna,
Erik estaba destrozado! No paraba de llorar... Su mamá no parecía entenderle...
le dio el chupete, le puso al lado de Osomono y se marchó.
Cuando su mamá se fue, Osomono habló:
-
¿Qué te pasa bebé? ¿No quieres dormir?
-
No es eso Osomono .- dijo Erik con la voz entrecortada
por los sollozos .- He pasado el día preguntando a los animalitos de casa si
querían ser mis mejores amigos y ninguno de ellos ha aceptado.... ¡Creí que me
queríais!!
Osomono miró a Erik entristecido.
-
Claro que te queremos pequeño! Yo mismo te quiero con
locura! Prácticamente desde que llegaste a casa con tus padres te pusieron
junto a mí, y me encomendaron la difícil misión de cuidar de ti mientras ellos
dormían. Y he cumplido con mi misión lo mejor que he podido. Nunca te he dejado
sólo, nunca te he fallado, verdad?
-
Y entonces... ¿por qué no quieres ser mi mejor amigo?
¿Por qué ninguno de mis animalitos quiere serlo?
-
Nosotros somos peluches bebé. En nuestro interior late
un corazón de felpa. Tu corazón es diferente. Por eso elegí a Rizo para que
fuera mi mejor amigo. Él también tiene un corazón de felpa y por eso puedo
compartir con él cosas que tú no podrías entender. Ese es el motivo por el cual
ninguno de tus animalitos te ha escogido como mejor amigo.
-
Creo que lo entiendo Osomono.
-
Lo que tienes que hacer pequeño bebé es buscar a
alguien como tú, con un corazón humano, a otro bebé con el que puedas tú
también compartirlo todo. Ese será tu mejor amigo.
-
¿Y donde encuentro yo a otro bebé? En casa soy el
único, no hay otro!
Erik se entristeció por no poder tener de mejor amigo a
ninguno de sus animalitos, aunque se sintió muy aliviado por saber que aún le
querían y le apreciaban.
Pero aún le quedaba un asunto por resolver. ¿Dónde podía
encontrar a otro bebé que quisiera ser su mejor amigo?
De repente se acordó de Él! Claro! El “bebé del espejo”! Con
Él compartía muchas cosas! Era un bebé y parecía ser de su edad y tamaño. Tal
vez Él quisiera convertirse en su mejor amigo!
Tras la siesta vino la merienda. Erik estaba impaciente por
ver a “Bebé del espejo”. Cada día solía verle un par de veces, en casa en la
habitación de sus padres; o en la calle mientras paseaba con mamá y papá. Era
obvio que compartían muchas cosas ya que siempre se encontraban!
Durante el paseo de la tarde no lo vio... ¿dónde se habría
metido? En casa tampoco lo había visto... Ya casi había perdido la esperanza de
verlo ese día cuando de repente, estando en brazos de papá camino de la bañera
le vio delante suyo.
-
“Bebé del espejo”!.- grito Erik contento.
El “Bebé del espejo” parecía mirarle feliz, sonriente.
¿Sería el momento apropiado para preguntar?
Erik dudó, miró a “Bebé del espejo” que a su vez le miraba
también. Esperaba que no le rechazara... porque si lo hacía... ¿quién le
quedaría?.
Miró a su papá, que también estaba sonriendo. Se armó de
valor, se giró, miró a “Bebé del espejo” y le dijo:
-
“Bebe del espejo”, “Bebé del espejo”, ¿quieres ser mi
mejor amigo?
Para su sorpresa... “Bebé del espejo” le hizo la misma
pregunta! En aquel mismo instante! Por lo visto los dos habían tenido la misma
idea... a la vez!
Los dos se rieron mirándose atentamente. Eran el uno para el
otro!
Cuando Erik se acostó aquella noche en su cunita se sentía
muy feliz. Llamó a Osomono y al resto de sus amiguitos de peluche y les anunció
sonriente:
-
Por fin he encontrado a mi mejor amigo!
Todos sonrieron alegres por la buena noticia.
-
De quién se trata?.- preguntó Osomono.
-
Del “Bebé del espejo”!.- gritó Erik lleno de felicidad.
Osomono rió y besó la frente del pequeño Erik con cariño.
Sin lugar a dudas Erik se sentía feliz con su nuevo mejor
amigo... y al parecer “Bebé del espejo” también!.
Que chulo!! Se lo leeré al Cucu. Gracias por compartirlo! Un abrazo!
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado!!
Eliminarqué bonito y original :) es precioso el cuento. Feliz Sant Jordi! besos
ResponderEliminarMuchas gracias Marta! Disfrute mucho escribiéndolo y leyéndoselo a los peques! Feliz Sant Jordi guapa!!
EliminarQue hermoso y entretenido, me hizo quedarme leyendo hasta el final, muy original, realmente me encantó, un abrazo!!!
ResponderEliminarMe ha encantado el cuento!! Además es muy original!! Besos
ResponderEliminar