Si se cierra una puerta... abrimos una ventana!

La semana pasada os contaba la terrible decepción que me había llevado en mi nuevo trabajo a causa del tema del horario (si no lo leíste puedes verlo AQUÍ)

Una semana y muchas charlas con mi marido después... hemos empezado a encajarlo a nivel familiar y a ver, con mayor claridad, las opciones que el destino nos va dejando.

Alberto recibió la llamada que llevaba meses esperando... le seleccionaron para el curso que desde el año pasado quiere hacer. Pero como nos temíamos... era en horario de tardes... y por lo tanto, absolutamente incompatible con el horario que yo voy a tener a partir de marzo. Nos solapábamos totalmente y habría dos tardes por semana en las que ni uno ni otro llegaríamos a casa antes de las 21 horas. Así que, Alberto no tuvo más remedio que rechazar el curso.

Nos quedan dos balas en la recamara! De momento está en proceso para hacer el curso en otros dos centros donde lo imparten en horario de mañanas. Cosa que se puede compaginar mucho mejor con mi horario final.

El punto débil es la entrada de los peques al colegio. Hasta ahora, se encargaba de llevarles a las 9 su papá... pero si en febrero comienza finalmente el curso en horario de mañanas... deberá estar en clase a las 8... con lo cual es del todo imposible que él los siga llevando.

Esa misión recaerá sobre mi persona, pero mi hora de entrada son las 8.30... y la acogida escolar comienza a las 7.45... teniendo en cuenta que desde el cole a mi trabajo hay una hora de trayecto... los números no salen.

Me reuní con mi nuevo jefe el jueves, para hablar sobre este tema, ya que yo necesitaba ver que posibilidades reales teníamos de compaginar mi horario, el del curso de Alberto en horario de mañanas, y el horario de los niños!

La conversación fue muy provechosa y me ayudó a aclarar mucho mis ideas y mi panorama laboral. En cuanto Alberto comience el curso (tenemos todos los dedos cruzados para que sea en febrero) no tendrían inconveniente en que yo entrase a trabajar a las 9 de la mañana, y así me daría tiempo a dejar a los niños en acogida a las 7.45. Y a partir de abril, que ya no tendré clase a las 9 de la mañana, podría incluso entrar a las 10, ya que al haber hecho horas de más durante marzo... las podría recuperar entrando más tarde cada día. Eso me permitiría dejar a los niños en el cole a las 9 y ahorrarnos el madrugón y el dineral de la acogida!

Finalmente se abre una ventana donde se cerró una puerta. Ahora ya sabemos que sería viable compaginarlo todo. Sólo queda esperar a que a suerte nos sonría una vez más y acepten a Alberto en el curso de mañanas!

Y si no... seguiremos luchando!