28 ago 2015

Superada por la esterilización del conejo de la familia

Pues si, aquí una se puede ver superada por sus hijos.... pero también por sus mascotas!! La cuestión es ser superada por los acontecimientos en general.

Hará cerca de un año decidimos comprar una mascota, ya que nuestro hijo de cinco años es un apasionado de los animales e insistía en que quería una. Después de definir el término mascota (no cielo, un tigre no es una mascota) y acotar las opciones a las que por cuestión de horarios y otros temas familiares nos parecían más apropiadas, le dimos a elegir entre: pájaro, pez o cobaya (ya habíamos tenido dos y mi marido y yo estábamos encantados con estos peluditos).

Expusimos pros y contras de cada uno: no se puede tocar, emite sonidos bonitos, es de vivos colores, se puede coger y acariciar...., y tras visitar tiendas de animales y resolver todas las dudas que el peque iba planteando, él añadió un nuevo animal a la ecuación: el conejo.

Este era un completo desconocido para nosotros, de modo que preguntamos en tiendas de animales y finalmente le dimos la opción por válida. Y por supuesto él apostó por el animal que había sugerido, de modo que compramos un conejo!

Pensad que este proceso nos tomó más de un mes: contemplar las opciones, resolver dudas en las tiendas de animales... Queríamos que nuestro hijo tomara conciencia de que se trataba de una decisión importante, que no estábamos comprando un "juguete" sino un ser vivo que pasaría a ser parte de la familia. Pese a que tenía 4 años, el peque lo asimiló muy bien y entendió que comprar un animal no es algo que se haga a la ligera: entro en la tienda, le digo a papi quiero este y papi lo compra... Al menos nosotros no creemos que deba ser así.

En fin, compramos a nuestro conejito (porque en la tienda dijeron que era macho) y nuestro hijo le puso por nombre Yakari (en honor al protagonista de unos dibujos animados, un niño indio que haba con los animales).

En posterior revisión veterinaria supimos que no era macho... sino hembra... pero el nombre ya estaba puesto y Yakari se quedó.

Al crecer le llegó el celo y con él la sorprendente recomendación de la veterinaria de que había que esterilizar a Yakari (obviamente en la tienda de animales esto no nos lo habían dicho). Yo no soy partidaria de este tipo de intervenciones.... así que en un principio descarté esa posibilidad. Pero luego, con la cabeza fría comencé a buscar información, en páginas especializadas como la de ANAC y en infinidad de blogs como Tengo un conejo y descubrí que se trataba de una operación muy necesaria en este tipo de animales, siendo prácticamente cruel el no llevarla a cabo.

Mi veterinaria tuvo que aguantar diversas visitas mías para resolver todas las dudas acerca de la operación, pre y post operatorio, y finalmente este martes, aprovechando mis últimos días de vacaciones, la operamos.

La esterilización de una coneja no es un tema sencillo de pasar. Afortunadamente mi cuñada ya había pasado por esta experiencia y yo ya estaba prevenida. Por eso decidí hacerlo en vacaciones, por si surgían complicaciones. Es muy común que tras la intervención a estos animales les cueste comer y beber líquidos, y por sus características no pueden pasar muchas horas sin comer, ya que existe el riesgo de parada intestinal, cosa que acaba con la muerte del conejo.

Mi estrés comenzó el día de la intervención. A las 14 vino la veterinaria a casa a recoger a Yakari, para podérsela llevar en su propia jaula y provocarle el mínimo estrés (mi coneja es algo esquiva, no dada a mimos, y muy nerviosa). La operación debía realizarse a medio día, pero la veterinaria me advirtió que debido a unas urgencias que le habían salido no podría intervenirla hasta las 17. Estuve toda la tarde con muchos nervios... deseando saber de Yakari. Suerte que mis padres vinieron a casa para ayudarme a distraer a los niños. A las 19.30 mi marido y yo fuimos a la clínica y justo la acababan de intervenir. La vimos dormidita por la anestesia... todo había ido bien y la veterinaria nos dijo que nos fuéramos a casa y que nos la traería cuando cerrase la clínica y hubiera comprobado que Yakari estaba despierta y bien.

Sobre las 21 ya teníamos en casa a Yakari, algo atontadita per con muy buen aspecto. Le puse su comida y haciendo caso de la veterinaria la dejé tranquila. El miércoles por la mañana verifiqué que no había comido ni bebido nada, pero sabía que esto era normal. Le puse verduritas que sé que le gustan (hojas de rúcula, canónigos...) y al ratito probó una hojita... pero ya. Cogí a los niños y me encaminé a la veterinaria que me confirmó que estaba dentro de lo normal, pero que si no bebía le debía dar algo de agua con una jeringa y si no comía deberíamos hacer lo mismo. También me dio unas dosis de antibiótico para darle.

Y ahí empezó mi calvario. La coneja seguía sin beber ni comer, y obviamente cuando yo le acercaba la jeringuilla daba marcha atrás, giraba la cara y no había manera de meterla en la boca... Me daba miedo estresarla, me daba miedo forzarla y hacerle daño en su herida, me daba miedo que no bebiera ni comiera... A medio día le ofrecí una de sus golosinas y se la comió. Pero seguía sin beber ni comer otra cosa. Por la tarde yo ya no podía más, si no conseguía que bebiera el agua de la jeringa...como demonios le iba a dar el antibiótico???

Llegó mi marido y le expuse el problema. Ya era hora de darle el antibiótico así que hicimos lo que buenamente se nos ocurrió: la intenté agarrar del cogote con fuerza y meter la jeringa de antibiótico  en su boca. Desastre absoluto, se revolvió, saltó, el antibiótico fue todo a su cara, a la jaula.... Yo me quería morir. El conejo se me iba a morir por inútil!!! Llevaba todo el día buscando información en internet y en todos los sitios ponía lo mismo: dar agua y comida con jeringa. Si, muy fácil.... pero como lo haces si no quiere acercarse ni abrir la boca ni nadaaaaaaa!!!!

Llamé a la veterinaria que confirmó que no íbamos bien y me dio el consejo que probablemente salvo a Yakari y a mi del ataquede nervios. La veterinaria me recomendó echarle una toalla por encima a la coneja, con las dos manos envolverla y descubrirle solo el morro (importante que los ojos queden tapados) y mientras la mantienes así inmovilizada, con la jeringa le administras la medicación. Me dijo también que con piña la pasara por la batidora haciendo papilla y se la diéramos con la jeringa. Nosotros lo hicimos entre dos: yo la aguanté (sin sacarla de la jaula, sólo tapándola con la manta) y mi marido le suministró la papilla y más tarde el antibiótico.

Menudo cambio!! Con el truco de la manta Yakari se estuvo quieta y se dejó dar la medicina y jeringa y media de papilla. Supongo que le debió de ir bien, porque se comió un par de golosinas más, y un piquito de pan que le ofrecí (le encantan). Luego le pusimos más verduritas y la dejamos tranquila.

Pues bien, ayer ya fue comiendo verduritas (rúcula, canónigos...) todo el día (se comió una bolsa entera de 100 gramos!!!) y la veterinaria me dijo que si comía hoja verde no la forzase con el agua, ya que la verdurita ya la estaba hidratando. Por la tarde la llevamos a revisar la herida, y la tiene genial, muy buen aspecto y apenas riesgo de infección.

Y la sorpresa la hemos tenido al levantarnos esta mañana: se había acabado todo el pienso y había bebido un poco de agua!!!

Parece que el episodio de esterilización de la coneja ha llegado a su fin, y con éxito!!!

Eso sí.... ha sido duro y casi, casi me supera!!!

24 ago 2015

Superar las vacaciones con niños

Un año más y ya llegó el verano, las vacaciones y el tiempo libre de nuestros hijos.

Cuesta sacar tiempo para una misma cuando hay que estar con ellos non stop, las 24 horas al día. Pero al fin, hoy he conseguido sacar mi rato libre para ponerme de nuevo frente a la pantalla, con idea de renovar un pelín mi blog y a ser posible, mantenerlo activo!

Para mi, la clave para superar las vacaciones con los niños, sin que mi salud mental se vea afectada, reside en una palabra clave: ORGANIZACIÓN. Esa y no otra, es para mi la madre del cordero.

Si te organizas, puedes ganar la batalla, de lo contrario....estás perdid@, porque ellos tomarán el control y empezará a reinar el caos en el hogar.

Las primeras dos semanas de agosto, hemos estado papá y mamá juntos al frente, pero ahora, me he quedado yo sola a bordo del barco y debo intentar llevarlo a buen puerto.

La estrategia de la organización da buenos resultados tanto si uno está "solo ante el peligro", es decir, solo con los niños, o si está la familia al completo de vacaciones.

Cada día, antes de irme a dormir, planifico lo que vamos a hacer al día siguiente, y así, cuando ellos se levantan sólo tienen que seguirme. No hace falta que sean grandes planes... obviamente los días que ha estado papá en casa nos hemos permitido el lujo de hacer excursiones y actividades de "mayor envergadura", pero ahora que estoy sola los planes son menos ambiciosos.

Un día puede ser básicamente: desayuno, "excursión" al supermercado, colocar la compra en casa entre todos, salida al parque a jugar un rato, media horita de tele mientras yo preparo la comida, comida, siesta de la peque y ratito de pintar o hacer cuadernos de verano del grandullón, ratito de tele para el grande mientras la peque engancha pegatinas y pinta, merienda, juegos en la terraza (si hace bueno piscinita hinchable), baño, ratito de tele para hacer la cena, cena y a dormir (por fin!!).

Cuanto menos ratos muertos queden mejor... porque todo aquello que dejemos a la improvisación, a mi al menos, suele conducir al fracaso absoluto. De modo que si al acabar de comer dejo a mi hijo a su "libre albedrío" probablemente empezará a decirme: mamá, que hago?? es que no sé que hacer... esto no me gusta... que estás haciendo?.... Mientras que si, tras poner a la peque a dormir, le digo: venga Erik, vamos a hacer dos paginitas del cuaderno, a ver como nos salen. Se sienta y se pone sin problemas... y lo pasa genial!

Así que, ya sabéis, organizar el día (en el fondo es lo que hacen en escuelas y guarderías) y notareis la diferencia. A mi con mis peques de 2 y 5 años me funciona de maravilla!