28 sept 2020

Adiós Yakari

 A veces parece que todo lo malo se junta, que no hay tregua ni opción de abandonarse al agotamiento, porque hay que continuar tirando del carro y marcando el camino... hacia adelante.

Y este fin de semana ha sido uno de esos. De juntarse todo lo complicado y hacerse una bola de esas difíciles de tragar e imposibles de digerir.

Y es que comenzar el fin de semana despidiendo a una mascota... no podía augurar nada bueno.

Yakari siendo doblemente acariciada

La historia viene de lejos....demasiado lejos tal vez... de cuando nuestra conejita se puso gravemente enferma a causa de una infección provocada por una bacteria.

Esta infección iba y venía... apareciendo en diversas zonas de su cuerpo... hasta que hace unos meses llegó para quedarse. 

Sus defensas se vieron afectadas, y el tratamiento no acababa de tener el éxito esperado. La única opción era operar... una operación agresiva y arriesgada.... que ya en mayo me hacía preguntarme sobre el precio que se podía poner a una vida.

Seguimos con las curas, con la lucha, ganando tiempo. Observando su evolución, esperando a que se fortaleciera, para llegado el momento poder operar.

Pero hace un par de semanas empecé a detectar que Yakari sufría, que gimoteaba de dolor en su jaula, que se sacudía, se rascaba las orejas... buscando un alivio que no llegaba.

Volvimos al control mensual en el veterinario. Era el momento de tomar decisiones. Yakari había empeorado. Hicieron nuevas radiografías, nuevos análisis y quedaron en reunirse con el equipo de veterinarios para llamarme y relatarme las opciones existentes.

El pasado jueves sonó el teléfono y recibimos la esperada respuesta. Aunque lo que nos dijeron no era lo que esperábamos oír. Si apreciábamos a nuestra mascota y queríamos aliviar su sufrimiento... parecía haber una única salida

Si queríamos podían intentar operarla...pero las probabilidades de que saliera con vida apenas llegaban a un 15%. Y que sobreviviera no era garantía de nada.... pues la bacteria contra la que luchaba había alcanzado sus huesos... y amenazaba con volver en cualquier zona de su cuerpo.

Yakari sufría, y operarla prolongaría su sufrimiento. Aunque fuera bien... las curas iban a ser de dos a cuatro meses... en los que el animal iba a estar sufriendo.

Tras pensar y pensar... acabamos decidiendo lo que consideramos mejor para nuestra querida mascota. Prolongar su sufrimiento por nuestro egoísmo de querer mantenerla con nosotros a toda costa... no tenía mucho sentido. Por lo que decidimos despedirnos.

Puede que haya sido una de las decisiones más difíciles y duras de toda mi vida pero creo que hicimos lo correcto. 

Acompañarla en su último momento fue algo muy duro, pero se fue sintiendo mis abrazos, mis caricias, mi voz. 

Me prometí no llorar y estar tranquila, para que ella pudiera irse en paz y sintiéndose querida. Y aunque me costó horrores, cumplí con mi promesa.

Adiós Yakari. Te has ido seis años después de llegar a nuestras vidas. Te llevas un trozo de nuestro corazón y siempre estarás con nosotros.

Descansa en paz.




6 comentarios:

  1. Lo siento mucho. Sé.cuánto se puede querer a una mascota. Un beso

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  2. Lo siento muchísimo, pero habéis luchado con ella durante mucho tiempo, y le habéis dado todo lo que habéis podido y más. Ella se fue tranquila y querida. Eso es lo importante.

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    Respuestas
    1. Gracias. Se hizo lo que se pudo. Merecía dejar de sufrir y descansar.
      Abrazos

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