27 ene 2020

Mi ojo!!! Mi ojooooooo!!!!

Pues nada... acabo de caer en la cuenta de que no te he contado lo de mi ojo! Así que voy a ponerle remedio hoy mismo, explicándote mi último periplo ocular.

La "aventura" comenzó el pasado domingo 24 de noviembre. ¿Qué cómo puedo estar segura de la fecha después de tanto tiempo? Porque todo empezó el día que celebramos el cumpleaños de mi hija con sus amigos y amigas de la clase.

Habíamos estado en la montaña, haciendo una excursión-fiesta. Era ya por la noche, y mientras los niños cenaban me decidí a ducharme. Hasta aquí, todo normal.

Estando en la ducha empecé a notar un fuerte dolor en el ojo derecho. Era como si se me hubiera metido algo en el ojo, sólo que en vez de resultar molesto... era doloroso.



Rápidamente empecé a analizar que demonios se me habría metido en el ojo. Rastreé mi mente buscando algún momento de la mañana en el bosque, en el que me hubiera podido golpear con una rama o algo parecido... pero no encontraba nada similar en mi memoria. Además, si se me hubiera metido algo en el ojo... me habría dolido al momento, no?

Así que pensé que lo más probable era que durante el propio baño, se me hubiera metido una pestaña en el ojo.

Salí de la ducha y me ubiqué frente al espejo, dispuesta a encontrar la dichosa pestaña y a sacarla. Pero por más que miraba y miraba... no veía nada.

Salí del baño fastidiada, por no hallar la causa de mi dolencia. Traté de no pensar mucho en ello, e hice lo que suelo hacer siempre que tengo alguna molestia física: pensar que cuando me despierte todo habrá pasado. Como si la noche, el sueño reparador pudiera arreglarlo todo.

Cuando me desperté descubrí que el dolor seguía ahí. Volví a ponerme frente al espejo, y de nuevo no vi nada... ni zona enrojecida, ni hinchazón, ni cuerpo extraño... Pero el caso es que dolía.

Me fui a trabajar y el molesto dolor seguía ahí. De modo que esa tarde decidí pasarme por el centro de salud de al lado de casa y preguntar si podía verme la doctora de cabecera de urgencia. Resultó no tener horas libres, pero una vez explicado el origen de mi mal a la chica de recepción me propuso darme cita para la tarde del día siguiente con una oculista. ¿Para que perder tiempo con la doctora de cabecera cuando estaba tan claro que mi problema era ocular?

Así que esperé un día más, con la nueva esperanza de que el sueño me curaría. Para mi sorpresa el dolor me impedía dormir con normalidad. Esto ya no tenía ningún tipo de gracia. Pero yo seguía aferrada a mi hipótesis inicial: algo se había metido en mi ojo, y o seguía allí o me había dejado un microscópico cortecito que me causaba dolor.

Esa tarde la peque tenía rítmica a la misma hora que yo tenía oculista, de modo que decidimos que mi marido la llevase a clase. Le sugerimos a Erik que fuera con ellos, pero él me dijo que prefería acompañarme, y no me pareció mal. Total, sería una visita rápida, como cuando una estúpida pestaña se me quedó clavada y me la tuvieron que extraer. Un plis plas y listos.

Llegamos a la consulta y tras una breve exploración por parte de la enfermera, que consistió en leer letras y poco más... pasamos con la doctora.

Mi hijo se quedó sentado en la silla que hay frente a la mesa de la doctora, y yo me senté en una especie de butaca de aspecto cómodo para que me hicieran la revisión.

Tras narrarle lo ocurrido a la doctora, se sentó en un taburete frente a mí, y colocó entre las dos un "chisme" con luz y lo que supongo debe ser una especie de lupas. Y empezó a examinarme: "mira arriba a la derecha, más arriba, mira de frente, mira abajo a la izquierda, mira al centro, otra vez arriba a la derecha....". Y así por un buen rato que se me hizo eterno. ¿Por qué tardaba tanto? Es una pestaña... una pestaña!!! Quítamela con las pinzas... y déjame marchar!

Entonces retiró el "chisme lupa" y se quedó sentada frente a mí en su taburete, sin nada de por medio, y empezó el momento más surrealista de mi pasado reciente:

- Doctora: ya sé lo que te pasa.
- Yo: genial! (es una pestaña.... una pestaaaaañaaaaaaa).
- Doctora: tienes calcificaciones oculares.
- Yo: perdón? (o sea... comorl???? y la pestaña?)
- Doctora: verás, son como piedrecitas que a veces se hacen en el "ojo". Es como el que tiene piedras en el riñón, pero en el ojo. Y como están en la zona "ni me acuerdo lo que dijo", cuando tu ojo se mueve la córnea es como que roza con las piedras y del roce continuo viene el dolor.
- Yo: piedras en el ojo? Qué las ha "creado" mi propio organismo? Pero eso es normal? (o sea, me estoy acojonando, no he oído hablar de esto en mi vida, y esto no es lo que yo quería oír)
- Doctora: es más habitual de lo que parece, bla bla bla, bla bla bla, bla bla bla....
- Yo: vale (o lo que viene a ser, estoy flipando), y cómo se curan? Me he de poner unas gotas unos cuantos días? (va a ser eso, unas gotas....las piedras se deshacen y listos! Ni tan mal esto de las piedras oye!).
- Doctora: no. Hay que extraerlas.
- Yo: ahm, vale. Pues si eso me da cita y me dice donde he de ir (haciendo el ademán de levantarme mientras pienso... esto no me gusta nada... no me gusta nada).
- Doctora: no mujer! Si es algo ambulatorio. Lo hacemos aquí mismo. De hecho lo vamos a hacer ya (mientras empieza a trastear con el instrumental).
- Yo: bueno, si tampoco hay prisa, he venido con el niño... lo mismo mejor vuelvo otro día.
- Doctora: cuanto antes las quitemos mejor. Que si no con el roce se va haciendo herida. Además tiene que dolerte. No te preocupes que el niño está muy tranquilo.
- Yo: tu estás bien Erik? (el niño dice que sí... será cabrón). Es que yo soy un poco aprensiva.
- Doctora: nada, nada. Es un momentito.

Me pone unas gotitas anestésicas en el ojo para que no note el dolor. Y entonces veo que coge un bisturí. Ahí ya te digo que yo empecé a sudar lo que no está escrito. Pone de nuevo entre nosotras el chisme lupa con luz y empieza a acercar el bisturí... a mi ojo!!! Mi ojo!!!!

Así que cierro el ojo "bueno" para intentar ver lo menos posible de la escena.

- Doctora: no puedes cerrar el ojo.
- Yo: no, si sólo voy a cerrar el bueno.
- Doctora: ya, pero necesito que los abras los dos. Porque si cierras el izquierdo, aunque no lo notes, el derecho no queda tan abierto.
- Yo: pero es que lo veo todo!!! Y me estás acercando un bisturí! Impresiona un poco....

La Doctora se ríe y reanuda su labor. En serio... no tiene gracia. No te puedes imaginar lo que es estar sentada mientras ves el bisturí acercándose a tu ojo. Es de lo más desagradable que me han hecho en mi vida.

Y encima llevó su tiempo. Que si mira arriba, abre más, muy quieta, ahora abajo, vuelve a mirar arriba, no te muevas... Creo que no me he estado tan quieta en mi vida.

Tuvo que ponerme las gotitas de anestesia en el ojo a medio hacer, porque empecé a notar molestias. En ningún momento sentí dolor... pero si molestias, como si me rasparan el ojo todo el rato.

Cuando acabó, volvió a retirar el chisme. Y vi a mi hijo al fondo, sentado tan "pichi".

- Doctora: pues ya hemos terminado. Tendrás que ponerte unas gotas antibióticas dos veces al día, y unas lágrimas artificiales. Vamos a la mesa y te hago la receta. Ya puedes levantare.
- Yo: no... no puedo levantarme. Creo que estoy algo mareada.
- Enfermera: uy!!! Si está muy pálida.
- Yo: tu tranquilo Erik (como si estuviera nervioso), la mama está bien.

Y ahí fue cuando pusieron el aire acondicionado a todo trapo, me levantaron los pies, y me dieron el mítico algodón con alcohol para ir oliendo. Muy bonito todo...

El mareo se pasó enseguida y me fui para casa con mi tratamiento. La verdad es que al pasarse la anestesia el ojo me dolía. Ya no era la sensación de tener algo clavado o algo dentro... pero dolía como si tuviera una herida.

Tuve que ir a la oculista una vez a la semana como 3 veces más. Me alargó el tratamiento con antibiótico y luego me dijo que estaba todo en orden. Ya no había rastro de las piedras, sólo la herida. La última visita fue un mes después del día de autos, y me dijo que no tenía herida y que estaba todo perfecto. Pero a mi el ojo, me seguía molestando.  No era el dolor del principio, ni el de después de la "intervención", pero tenía dolor. 

No encontró causa. Me dijo que la zona podía haber quedado más sensible, pero que en seguida iría remitiendo.

Pasé semanas con dolor. Acojonada. Pensando en que algo había ido mal y que el dolor ya no se iría. El día de Reyes aún tenía dolor... Así que pensé que tras las "fiestas" y con los niños ya en el cole, pediría hora con la doctora de nuevo.

Pero luego, sobre el 10 de enero, hace un par de semanas, las molestias fueron desapareciendo. Y a día de hoy ya no las tengo. Sólo de tanto en tanto un picor ocasional, que se va tal y como viene... sin más.

Todo un periplo ocular, que ahora me hacer reír, pero que en su momento no tuvo gracia alguna.

¿Y tú? Te has visto alguna vez en una situación similar a esta? En la que vas al médico tan tranqui pensando que no tienes nada... y acabas siendo tratada al momento?





14 comentarios:

  1. Madre miaaaaaa. A mi me han hecho muchas putadas en el ojo pero ninguna como esa. Me alegro que al menos el dolor haya desaparecido. Besotes!

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    1. Por suerte se acabó marchando el dolor... Pero he de confensar que llegué a pensar que sería crónico.
      Un abrazo

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  2. Que horror
    lo cuentas divino me ha encantado leerlo He aprendido un montón Muchas gracias compañera y sigue asi escribiendo tan bien

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    1. Gracias! Me alegro de que te guste mi modo de escribir.
      Saludos

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  3. Qué faena. No me ha pasado afortunadamente. Un beso

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  4. Qué susto! Menos mal que ya está todo en orden. Un beso

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  5. No, no, noooo por favor, toda la lectura sentí fastidiados mis ojos. Jajaja tiendo a somatizar cualquier cosa. Me alegra que todo pasara. Pienso en lo sensato que es acudir de inmediato al médico y no a empezar a recibir consejos de gente q ni idea del asunto. Y tú hiciste lo correcto. Eres muy valiente, y tu hijo te supera. Me alegra que todo haya salido tan bien. Un gran abrazo.

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    1. Mi hijo me supera prácticamente en todo 😂
      Y si...por una vez fui sensata y acudí al médico bastante rápido.
      Un abrazo

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  6. Madre mía menuda historia XDD Me ha matado lo de tu hijo ahí sentado tan pancho mientras...

    Lo de acercarte un bisturí a un ojo. Ay... No me lo recuerdes, que yo estoy operada de la vista!! Y no veas lo que me alegro de la decisión, pero esos 10 minutos fueron bastante terribles.

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    1. Lo de mi hijo fue flipante...jejejeje. Luego me decía: es que yo no miraba.
      Lo tuyo tuvo que ser peor!!! Siempre he pensado que los temas de la vista, son los peores porque lo vas viendo todo mientras te lo hacen.
      Un abrazo

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  7. Hola guapa me alegro de que todo saliera bien, he aprendido algo nuevo, lo de las piedras en el ojo.
    Mi experiencia es más o menos como la tuya aunque la mia fue por una desviación del ojo derecho por Miastenia.

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    1. Yo esto de las piedras en el ojo no lo había oído en mi vida... y no me gustó descubrirlo...jejeje.
      La verdad es que el tema ojos nunca lo he llevado bien. Soy muy aprensiva, y eso de verlo todo...buf.
      Espero que tu "aventura" acabara también bien.
      Abrazos

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