20 mar 2017

Este año, nosotros no hacemos DIY para el día del Padre

Este domingo fue el día del padre, un día especial en aquellas familias que cuentan con este miembro en particular.

Mis hijos llevaban unos días animados con ese tema, planeando que regalo le harían a su papi. Cada día, de camino al colegio, a las siete de la mañana, parecían dos cotorrillas, haciendo cábalas de lo que podía o no gustarle a su papá y de lo que podrían comprar o no con su dinero ahorrado.

Erik, a sus seis añitos, empieza a ser bastante consciente de lo que cuestan las cosas, y de hasta donde puede llegar con lo que tiene guardado en su hucha. Helia... con cuatro añitos, aún no acaba de hacerse a la idea de que cada cosa tiene un precio independientemente de su tamaño o de lo que nos guste... y de que a veces, con lo que tenemos no nos llega para comprarlo.

Yo, con mi fabuloso horario de este mes, no disponía de horas para poder inventar o crear nada con los peques. La mayoría de los días, cuando llego están acostados... y cuando no... está también papá en casa... Así que este año no, no haríamos un regalo hecho en casa... y recurriríamos a comprar alguna cosa.


El viernes, tras dos días de llegar a las 21.45 a casa, llegué sobre las 16.30. Justo estaba acabando de comer, cuando los peques entraron corriendo en casa con su padre. Los dos recordaban que aquella era la tarde que íbamos a destinar a nuestra misión: ir de tiendas los tres juntos a por un regalo digno de papá.

No nos engañemos... aquello no me apetecía nada. Lo único que quería era tenderme en el sofá y descansar un poco. Estaba agotada, física y mentalmente. Pero no podía decepcionar a mis dos chiquitines... así que... agarré mi mochila, un peque de cada mano... y salimos por el pueblo.

Nada más llegar a la esquina los peques se enamoraron de una figurita de Maui, el protagonista de Vaiana. Pensaron que a su padre le podía gustar, de manera que entramos en la tienda, y Erik, como un niño mayor, le preguntó e la dependienta por el precio del artículo. Para nuestra sorpresa resultó que costaba algo más de diez euros!!! Un sólo regalo hacía tambalear el presupuesto de los más pequeños. Así que Erik dio las gracias, le explicó a la chica de la tienda que estábamos mirando regalos para papá y que queríamos seguir mirando cositas antes de decidir.

Salimos de la tienda y fuimos caminando hasta una panadería, para comprar una galletita "del día del padre". Entre los dos se pusieron de acuerdo (no sin dificultades) de que la indicada era una que tenía dibujados una corbata y un corazón.

Orgullosos de su compra, salimos rumbo a una juguetería. Erik había tenido una gran idea: comprar un coche de Batman de los de Hot Wheels. Nos costó mucho decidir cual era el más "bonito" y que más podría gustar a papá, pero al final tuvo claro que el idóneo sería "La Bestia".



En esa misma tienda descubrimos unas figuritas de Star Wars que estaban de oferta. Erik volvió a conversar con la dependienta, para informarse del precio y valorar si podíamos afrontar el gasto. Como no tenían mucho ahorrado (Helia disponía sólo de tres euros...llegamos al acuerdo de que ellos pondrían dos euros cada uno y yo abonaría la diferencia).

Una vez liberados de la presión económica, pero conscientes de que tampoco podíamos gastar demasiado, escogimos una figurita de Jyn Erso, protagonista de Rogue One.



A la hora de pagar los peques sacaron sus huchas y colocaron sus 4 euros sobre el mostrador. Yo tenía un billete de diez... que era prácticamente el total de importe, de modo que dejé mi billete y cogí las monedas para guardármelas. Y ahí la cosa se nos torció. Erik quería pagar parte del regalo con SU dinero... y no entendía que yo lo cogiera y me lo quedase... de modo que lo volví a poner en el mostrador y se lo di todo a la dependienta.

Agradezco mil la paciencia de la dependienta del Don Dino de Sant Cugat del Vallés, que percatándose del "tema" me aceptó como pago los 14 euros y me dio el cambió. No obstante el grandullón no quedó contento... pues se percató de que la chica me había devuelto "sus cuatro euros". Yo le expliqué en un rincón de la tienda que era "otros cuatro euros", que era mi cambio. Le enseñé el tiquet de compra, donde constaba que habíamos entregado 14 euros y nos devolvían cuatro y poco de cambio. La dependienta que se percató de nuevo de la situación, llamó a mi pequeño y con toda la calma y la dulzura del mundo, le enseñó cuatro euros que sacó de la caja y le hizo hincapié en pequeños detalles de las monedas, para argumentar que eran los "suyos" y que a mí me había dado otros (fíjate en este que está gastado, te acuerdas que me diste uno muy gastadito? lo ves?).

Erik quedó completamente convencido ante tantas pruebas y yo le di las gracias a la dependienta mientras abandonábamos el comercio.

Como no les parecía suficiente acabamos comprando un Lego de Jango Fett. Todo les parecía poco para su papi.



Además, aprovecharon el domingo por la mañana, mientras papá entrenaba, para hacerle unos dibujos a modo de complemento de sus regalos.

Otro año, tal vez podamos hacer algún regalo más artesanal, pero este año.... las cosas van como van, y comprar un regalo era la mejor opción.

Papá se emocionó mucho con sus regalos, y seguro que no los olvidará en tiempo!


4 comentarios:

  1. Este año el mío ha sido en blanco, pero no me importa. Con lo cariñoso q estaba me sobraba. Estaba empalagosete jeje. La verdad es q esperaba algo de Do It Yourself. Besotes a todos vosotros

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    1. Aún es muy pequeñin! Los míos hasta hace poco apenas se enteraban! Y ahora... ahí los tengo, dando ideas e insistiendo en que regalo quieren para su papá.
      Gracias por tu comentario. Un abrazo

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  2. A veces hay que variar y comprar cosas que nos gustan tambien es buena opcion!!besos

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    1. Pues sí! A veces no queda otra! Y hay que adaptarse a la situación.
      Un abrazo

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