En casa, desde que el año pasado a mi hijo se le empezaran a caer los dientes de leche, adoptamos la tradición de recibir la visita del Ratoncito Pérez.
Tenemos una puerta (hecha con cartulina) a los pies de la cama de mi hijo, por la que el mágico ratón suele entrar. Tenemos una cajita de madera donde dejamos el diente (frente a la puerta) para que Pérez se lo lleve, y deje a cambio algún presente.
Y como desde noviembre a mi hijo se le estaba moviendo un diente... tenía (oculto en un cajón) un pequeño juguete para dejar a los pies de la cama, cuando la ocasión llegara.
Y la ocasión... llegó ayer. Justo antes de la cena, el dientecillo se desprendió y rápidamente lo enjuagamos con agua y lo metimos en la caja.
Mis hijos se acostaron temprano... y al poco rato ya dormían.
Y entonces... sucedió! Tras cenar con mi marido, decidí aprovechar para envolver regalos de reyes. No quería dejarlo para el último día (como otros años), porque el año pasado los peques no se podían dormir y si este año les pasa de nuevo... me podían dar las tantas!
Así que... me puse a ello. Envolví los regalos de los primos, uno de mi hijo y otro de mi hija...y ya. Listo! A las doce ya había terminado la faena.
Estaba agotada y me acosté. A las siete el sonido del despertador me ha traído de nuevo al mundo real. Me he levantado, feliz.
Pero la felicidad se ha convertido pronto en angustia y sudor frío. Mientras desayunaba he escuchado a mis hijos parlotear. Tempraneros! Y entonces... he oído al mayor: "no toques la caja! Lo miraremos cuando se despierte el papa".
¿La caja? ¿De qué demonios hablaba? Y de repente... como si de una película se tratase he visto la noche de ayer pasar en mi mente!!!! La caja donde estaba su diente! Diente que sin duda...seguía allí, ya que yo no lo había quitado. Y por supuesto... no había regalo a los pies de la cama 😨.
O el auténtico Sr. Pérez había venido de verdad a hacer su trabajo... o mi hijo iba a tener un gran desengaño.
La perspectiva de haberle fallado a mi pequeño hacía que el desayuno se me atravesase. Teniéndolo todo listo...desde noviembre... y olvidaba el paso fácil... quitar el diente y dejar el regalo mientras dormían.
En seguida he tenido claro que ellos no se iban a volver a dormir... y he puesto a trabajar mi mente. A ver que se me ocurría.
Y al final, he dado con una solución. Que si no es la mejor... es la única que se me ha ocurrido!
He dejado el detalle junto a una moneda dentro del vaso donde los peques tienen sus cepillos de dientes, en el baño. Y luego he ido a hablar con ellos.
Les he dicho que se habían despertado muy temprano...y que pensaba que habían sorprendido a nuestro amigo el ratoncillo en plena faena. Les he explicado que mientras desayunaba he oído el ruido de unos pasos diminutos que corrían en el distribuidor. Luego, he cogido la caja de los dientes para examinarla. Y al abrirla, he sacado el diente con disimulo, y lo he ocultado entre mis dedos.
Les he mostrado que el diente no estaba. Y que eso quería decir que Pérez lo había cogido... pero seguramente, ellos se habían despertado y el pobre roedor había salido corriendo a ocultarse con el regalo a cuestas.
Así que... tenían que intentar dormirse de nuevo, para que Pérez pudiera marcharse a su casa por la puerta, y dejase su presente.
Mi historia no debía ser tan mala, ya que por lo visto les he convencido, y contra todo pronóstico se han vuelto a quedar dormidos. Al levantarse no había regalo a los pies de la cama, pero mientras desayunaban, papá ha optado por sacarlo del vaso de los cepillos, y ponerlo junto a la puerta.
A media mañana, por si acaso, han ido a mirar la cama y han descubierto el regalo! Menuda sorpresa!!!
Cuando he salido del trabajo, me lo contaban todos con una gran sonrisa. Para mi sorpresa mi hija había oído los pasos del roedor, y hasta había visto su cola! Y ambos pensaban que el ratón había estado oculto en algún rincón, y que había aprovechado mientras desayunaban para huir y dejarle a Erik su regalo.
Lo que pudo ser un buen patinazo, ha acabado con una mágica historia....por suerte!
¿Y tu? ¿Alguna vez has tenido un "desliz" así? ¿Cómo lo resolviste?
Bendita inocencia! Y que capacidad de reacción! Mi peque aún es muy pequeño pro seguro que alguna vez me tocará improvisar.
ResponderEliminarFeliz año por cierto!
Feliz año!!!
EliminarPues si... aún conservan esa inocencia infantil que hace que la magia lo envuelva todo.
Me temo que el carnet de improvisadora lo dan a la vez que el de madre 😂😂😂
Siiiií!!! Aunque mi hija se dio cuenta de que el diente seguía bajo la almohada y el Ratoncito se había olvidado de ella. Terrible!!
ResponderEliminarTras explicaciones de la faena que tenía este “señor”se conformó.
Yo me sentí fatal hasta que al día siguiente encontró el regalito más una nota del Ratoncito pidiéndole perdón por no llegar a tiempo.
Ella fue feliz, no sólo tenía su regalo tb una nota del mismísimo Ratoncito Pérez, qué suerte!!!
Al final, un bonito recuerdo.
Ay Cristina!!! Así que no soy la única!
EliminarPor suerte tu también tienes dotes de improvisación y saliste airosa de la situación. Muy buena idea lo de la nota! La peque estaría muy emocionada!
Si es que las madres... somos humanas!!!
Un fuerte abrazo!