Es sabido por todos los que me seguís, que no estoy en mi mejor momento. Estoy atravesando un bachecillo en diversos ámbitos de mi vida. Nada serio... pero son gotitas que sin darte cuenta van llenando el vaso.
Laboralmente hablando hay ciertas cosas que no están acabando de marchar bien. Tengo la suerte de trabajar en algo que me encanta, que me apasiona y con lo que disfruto. Pero estoy padeciendo temas burocráticos que me llevan a altos niveles de estrés. Resumiendo mucho... me quedé sin el local que tenía pre asignado para hacer mi proyecto y ando dando tumbos en espacios cedidos... cosa que me dificulta mucho poder hacer "bien" mi trabajo. Por suerte parece que en un par de semanas tendré al fin "donde caerme muerta".
En lo que a salud se refiere, en casa estamos en modo empalma virus... y eso resulta agotador. Primero el peque, luego la peque, luego mi marido y desde hace un par de días la que está con febrícula soy yo...
En fin... que tengo la sensación desde hace semanas de ir recibiendo ostias por todos lados... Eso sí, lo que menos me esperaba era que la vida... me diese una ostia en el sentido más literal de la palabra.
El viernes pasado había quedado para cenar con cinco amigas a las que no veía desde hacía lo menos dos años. Helia aún no estaba al 100% pero pese a todo, decidí asistir a la cita. Mi marido, me animó a ello: te vendrá bien cielo.
Y yo, convencida... "p'allá" que me fui. Me gustaría contaros que me engalané y aproveché la ocasión para lucir trapitos... Pero la verdad es que no lo hice: me fui con mis tejanos y mi jersey borreguero ultra cómodo. Eso sí, llevaba mi mejor sonrisa y las ganas enormes de relajarme, divertirme y pasármelo bien.
Mientras caminaba hacia el restaurante, me encontré con dos de las asistentes a la cena. La noche prometía... charlábamos animadas y llegamos al local en un plis plas.
Y claro, entre charla y risas, que si faltan dos por llegar, que si las esperamos mejor dentro, que se estará más calentito, que pim que pum... y decido a lo lanzado que ya entro yo, si eso, la primera. Así... como para abrir camino. Yo, que nunca entro la primera a ninguna parte, porque no me gusta! Y siempre hago que mi marido pase delante... Yo, que siempre voy de coche escoba, recogiendo el grupo desde la última posición... Voy y decido innovar.
Y claro esta... salió mal. Vi la puerta, de cristal, y me dirigí rauda hacía ella... y entonces el mundo tembló... mi cabeza estalló.... y yo... reí. Algo no estaba saliendo bien... pero me costaba procesarlo. Yo había visto una puerta de cristal... pero para mi desgracia había dos... y la que yo había visto no era precisamente la que tenía más cerca de mi cara.
La vida en forma de puerta me acaba de dar una soberana ostia. El cristal tembló y a mi todo me supo a dolor y vergüenza. La cara de mis amigas era de preocupación pese a que yo, riendo, trataba de entrar al restaurante... como si tal cosa. La realidad era que la cabeza me dolía mucho y estaba mareada.... pero no quería reconocerlo.
Una voz interior me decía: "peor que los niños!!". Para un día que salgo sin ellos.... y voy y la lio! A que les jodo a todas la noche??
Mientras nos acomodaban en una mesa pude ver lo que venía a ser mi sien izquierda en un espejo... aquello estaba... tomando dimensiones y mis amigas seguían preocupadas por ello. Cuando llegó otra de las comensales y me vio tomó la sabia decisión de pasar de mi y pedir hielo. Y ahí me teníais: sentada en una mesa, con 4 adultas más, una copa de vino en una mano, y un cubito de hielo liado en un trapo en la otra.... Gran escena!
Pasé la mitad de la cena mareada, aguantando mi hielo... con la mente fría, eso sí! Pensando en: que carajo le digo yo a Alberto cuando llegue a casa? Cariño, soy gilipollas y me he ostiado contra la puerta, pero estoy bien... Patético. Me sentía patética... esa es la palabra.
Una de mis amigas llevaba árnica en el bolso (es lo que tiene salir con otras madres que llevan siempre de todo por si acaso), y cuando me quité el hielo me la aplicó. Gracias a tantos cuidados no me salió apenas chichón y puedo llevar mi "desgracia" con discreción.
Por suerte, la cena fue genial, olvidé mi golpetazo y disfruté de una buena comida en una mejor compañía.
Al llegar a casa mi hija había vomitado (todo controlado por papá) y mi marido tenía fiebre. Mi buena estrella seguía acompañándome.
A la mañana siguiente no tenía signos externos de mi gran ostia... pero la cabeza me dolía y seguí sintiéndome mareada hasta el medio día. No en vano fue una señora ostia.
En fin... si las cosas no andan bien en vuestra vida.. no bajéis la guardia: a veces los golpes llegan cuando menos te lo esperas!!! Y el que avisa... no es traidor!
Este post se lo dedico a Daniela, Marina, Paola y Berta... testigos de mi "gran noche". Gracias por el hielo y el árnica! La próxima vez... el hielo para los mojitos!!
Hola. no hay duda que pese a todo fue una gran noche. Menudo porrazo te diste y menos mal que quedó en un susto y mucha vergüenza... hay situaciones que nos vienen de imprevisto y que no podemos controlar. Seguimos en contacto
ResponderEliminarLa noche, pese a su inicio, estuvo muy bien! Pero el porrazo fue de los que tardaré tiempo en olvidar.
EliminarUn abrazo!
Vaya, sí que ha sido literal el título... Me alegro que al final el chichón estuviera controlado. Y, una vez llegada hasta aquí, piensa que ya solo se puede mejorar :)
ResponderEliminar¡Mucho ánimo!
Pues sí! Es lo mejor de empezar tan mal la noche... que luego... todo estuvo de coña!
EliminarUn abrazo!
Joooooooo*er! Y la vergüenza que te da ostiarte delante de alguien... y tu, "Que va! Si no me ha dolido nada "aveces duele mas el orgullo que el golpetazo en si. Te envio mucho animo!espero que pronto salgas del bachecillo y los virus se vayan a otra parte. Besos!
ResponderEliminarUna tenía que disimular como fuese... Aunque he de admitir que por una vez dolió más el golpe que el orgullo!
EliminarGracias por tus ánimos! Un abrazo!
Vaya, cuánto lo siento wapi. Hay veces que pasamos rachas tan malas que decimos: pero qué pasa? Una tras otra? No va a parar? Y para colmo... Lo bueno, es que después de la tormenta siempre viene la calma, así que ánimos que la racha buena ya está llamando a tu puerta, seguro.
ResponderEliminar@mummysil15
Si, espero que la tormenta haya pasado definitivamente... porque este ritmo no hay quien lo aguante!!
EliminarMuchas gracias por tu comentario y por tu apoyo!
Espero que ya estéis mejor de los virus!! Por aquí estamos igual :( El local ya podría marcar las puertas!! Y por lo demás espero que se vaya arreglando todo!! Un abrazo!!
ResponderEliminarHola Montse! Pues la verdad es que local tenía marcadas las puertas... no de un modo muy visible... pero marcadas :-(
EliminarLos virus se fueron y poco a poco todo volvió a su lugar.
Las malas rachas como vienen...se van.
Un abrazo y gracias por comentar!
Vaya racha! Pero bueno, después de la tormenta siempre sale el sol asi que todo tiene que ir a mejor. Ánimos!
ResponderEliminarSi, el sol siempre sale y vuelve a brillar inundándolo todo de luz!!
EliminarUn abrazo!!